El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, compareció ayer junto con el ministro de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, ante la comisión de Transportes del Bundestag, a punto de cumplirse un mes de la tragedia del avión de Germanwings y cuando apenas quedan dudas de que el causante de la catástrofe, con 150 muertos, fue su copiloto Andreas Lubitz. Tras la comparecencia ante ese órgano parlamentaria, celebrado a puerta cerrada, Dobrindt admitió que Lufthansa llevará a la mesa de negociación de las indemnizaciones una propuesta según la cual se pagará por cada víctima en función de la legislación de su país de origen, lo que podría generar desigualdades.

De hecho, un abogado que representa los intereses de 21 familias y que redondeó en un millón de euros la indemnización que exigirán por cada víctima ya ha anunciado que si no se llega a un acuerdo satisfactorio, presentarán una demanda conjunta en EEUU dado que ese país recoge los daños emocionales, lo que puede elevar considerablemente las indemnizaciones.

La mayoría de los ocupantes del aparato eran alemanes y españoles, pero además viajaban ciudadanos con pasaportes de Israel, Marruecos, México, Reino Unido, Argentina, Colombia, Holanda, Estados Unidos, Venezuela y Chile.

Un mes desde la tragedia

En estas cuatro semanas transcurridas desde que el 24 de marzo Lubitz estrelló contra los Alpes franceses el Airbus A320 que había partido de Barcelona con destino a Düsseldorf, han discurrido en paralelo las investigaciones de las fiscalías francesa y alemana, cuyos resultados, aún parciales, apuntalan la tesis de la responsabilidad directa de Lubitz en la catástrofe.

«La evaluación detallada de las dos cajas negras del aparato han reforzado las sospechas de que el copiloto estrelló con toda intención el Airbus contra la montaña», dijo ayer el ministro alemán.

Dobrindt recordó que, tal como informó en su momento la fiscalía francesa, tanto las grabaciones de voz como los parámetros de vuelo indican que Lubitz accionó los dispositivos precisos para hacer descender el aparato y luego aceleró su velocidad hasta estrellarlo.

El ministro anunció que a finales de mayo se realizará un vuelo de prueba repitiendo la ruta de 4U9525 para reproducir los parámetros de vuelo y los sonidos de las grabaciones de las cajas negras, entre ellos, los gritos desesperados del capitán, instando a Lubitz a abrir la puerta de la cabina de vuelo, que al parecer cerró por dentro aprovechando que se había quedado solo, en un intento por obtener datos «de relevancia» para la investigación.

Spohr, por su parte, rehusó dar estimaciones acerca de cuándo se les entregarán los restos mortales de las víctimas: «Eso está en manos de las autoridades francesas».