Los padres del menor de siete años muerto en Girona desde hace más de un mes, manifestaron que no eran conscientes de la muerte del pequeño e incluso confiaban en curarlo a través de la fe. El matrimonio estadounidense acusado de un delito de homicidio imprudente profesa el pentecostalismo, una rama del cristianismo reacia al uso de medicamentos y la medicina tradicional. Los investigadores sospechan que los acusados le negaron a su hijo los cuidados médicos que requería y que ello pudo influir en su muerte por problemas derivados de las vías respiratorias.

Los acusados pasaron ayer a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Girona, quien acordó su libertad provisional. La muerte del pequeño, de tan sólo siete años, se produjo hace entre uno y tres meses, aunque los progenitores no pudieron concretar cuándo sucedió. El pasado día 5 de enero, los Mossos d'Esquadra encontraron el cadáver del menor en un domicilio de la calle Joan Roca i Pinet de Girona, tras ser alertados por la casera, quien fue a cobrar recibos de alquiler atrasados.

La imputación contra Bruce y Schrell H., de 39 y 38 años respectivamente, originarios de Detroit, cada vez está «más debilitada», según apuntó el fiscal. Los padres de Caleb explicaron ante el juez que padecía problemas respiratorios, en concreto un asma crónica, como su madre, y que seguía tratamiento médico por ello.

Prueba de ello es que en el piso se localizaron tanto medicamentos homeopáticos, como una máquina para suministrar «Ventolín» y otros inhaladores, aunque la pareja no ha sabido concretar qué día el padre fue a despertar al niño y éste no despertó.

El abogado de la defensa, Christian Salvador, y el fiscal han mantenido que este matrimonio cristiano hace una interpretación concreta de la Biblia, pero que no son fanáticos religiosos, sino que se negaron a «asumir o aceptar la muerte del pequeño».

No aceptaron que había muerto

Los forenses calculan que el menor llevaba ya tres meses muerto. En todo ese tiempo la familia actuó como si el pequeño durmiera. «La aceptación de la muerte no se produjo hasta el martes -día 5- cuando la policía entró en el piso, ya que, hasta entonces, creían que podía despertar», aseguró el letrado de la defensa.

Sin embargo, el fiscal destacó la incongruencia de manifestar que creían que dormía, cuando el padre reconoció que el día que no despertó le hizo un masaje cardíaco y el boca a boca. Asimismo, los padres no pudieron precisar cuándo murió su hijo y sólo afirmaron que el 15 de noviembre, cuando celebraron el cumpleaños del padre, el niño estaba con vida.

El informe psiquiátrico al que fue sometida la pareja, que tiene otros dos hijos de 12 y 14 años, concluye que «no tienen ningún trastorno mental relevante, aunque sí muestran una gran aflicción por la muerte del niño».