Apenas se movió de su silla en el banquillo de los acusados. Vestido impecablemente con una camisa blanca y pantalón y chaqueta gris, Miguel Ángel Flores, el principal imputado en el caso del Madrid Arena, ha sido testigo de su primera derrota en el ring de la Audiencia Provincial madrileña. Su abogado, José Luis Fuertes, no pudo llevarse la primera baza que jugó en la sesión inicial de la vista que juzga la muerte de cinco chicas en una avalancha ocurrida hace más de tres años durante la fiesta de Halloween celebrada en el pabellón del Madrid Arena.

Cinco meses y 15 acusados

El juicio durará cinco meses y en el banquillo se sentarán quince acusados, con Flores a la cabeza, para quien la Fiscalía pide cuatro años de cárcel por homicidio por imprudencia grave, mientras que las familias reclaman una condena de 20 años, cuatro por cada víctima mortal, por lo que le acusan de homicidio doloso, ya que con ese delito sí pueden sumar las penas por todas y cada una de las muertes.

Ayer, la sesión estuvo dedicada a debatir las cuestiones previas y las nuevas pruebas periciales y testificales que proponían las partes. Casi todo lo que propuso la representación de Flores fue rechazado por la presidenta del tribunal, la magistrada María Luisa Aparicio, incluido que se investigara a los dos exconcejales del Ayuntamiento de Madrid Pedro Calvo y Fátima Núñez.

Pese a la expectación mediática del juicio -incontables el número de cámaras que esperaban la llegada de acusados y abogados-, la sala de vistas -se ha habilitado la más grande- ni se ha llenado.

Los periodistas prefirieron seguirla desde un monitor de una sala de prensa, y la fila de sillas destinada a los familiares de las víctimas permaneció vacía. Quizá se llene hoy con la esperada declaración de Flores y de los otros catorce acusados.

Sí estaba llena la zona destinada a las defensas, hasta el punto de que la presidenta del tribunal tuvo que zanjar la falta de sillas para todos con esta decisión: «Un letrado por cada representación». Así que dos de ellos tuvieron que bajar del estrado y sentarse en el lugar destinado al público.

Y también fue tajante al rogar puntualidad para las próximas sesiones. La de ayer tuvo que retrasarse porque un abogado, el de la representación de la acusación popular de los socialistas, no llegó a tiempo.

Primero las cámaras de televisión y después la nube de fotógrafos pudieron entrar unos minutos en la sala para hacer lo que se llama un mudo, en el que, como explicó Aparicio, había que estar «quietos y calladitos».

Lectura de la tesis en Valencia

Salvo estas anécdotas, la sesión transcurrió con total normalidad, con dos recesos para analizar las pruebas propuestas y durante los cuales los abogados pudieron conversar con sus defendidos.

Entre ellos, el doctor Simón Viñals, sentado en el banquillo junto con su hijo Carlos, también imputado, y que solo se movió para negar con la cabeza cuando en la lectura de la acusación del fiscal se aseguraba que mostró «evidente falta de destreza» en las reanimaciones cardiopulmonares de las víctimas.

Tanto le molestó, que en uno de los recesos quiso hacer declaraciones a los periodistas -Flores rehusó hacerlas- para dejar claro que hizo todo lo que pudo para reanimar a las chicas.

De momento, la presidenta del tribunal le ha permitido no estar en todo el juicio, que se prevé dure hasta mayo, porque un informe médico afirma que su permanencia en la sala podría ser perjudicial para su salud.

Emilio Monteagudo, exjefe de la Policía Municipal de Madrid y el único de los quince acusados que no lo está por la Fiscalía, tampoco presenciará todo el juicio (el día 11 de febrero leerá una tesis en Valencia) si es que su operación vascular tiene lugar después de las declaraciones.

Cinco meses durará la pelea en el ring de la sala de la Audiencia Provincial, donde se celebrarán muchos asaltos, porque muchos son los acusados y muchos los testigos y peritos. Gane quien gane, lo cierto es que cinco familias han perdido lo más importante: a sus hijas, hermanas, nietas, sobrinas, amigas. A Katia Esteban, Rocío Oña, Belén Langdon, María Teresa Alonso y Cristina Arce.