Un negocio redondo. La plantación de marihuana desmantelada en Xirivella por la Policía Nacional, tal como informó ayer Levante-EMV, daba a su dueño unos beneficios mensuales de alrededor de 40.000 euros -en torno a medio millón al año- por lo que la inversión inicial, estimada en unos 250.000 euros, fue recuperada en el primer medio año de vida de esta macroexplotación, una auténtica factoría de «cannabis sativa».

De hecho, se trata del criadero más industrial y profesional de cuantos se han desmantelado en Valencia, dado el montaje de la instalación, con el que habían logrado eliminar por completo el principal enemigo de los plantadores de marihuana: el fuerte olor, que termina alertando al vecindario y, por ende, a la policía.

La profesionalización del montaje era tal, que habían invertido incluso en bombonas de dióxido de carbono, cuya misión era aumentar las emisiones de esta sustancia para engañar a las plantas y acelerar su crecimiento, lo que les permitía recoger cosecha cada mes y medio, aproximadamente.

Y no sólo eso. La nave estaba compartimentada y el desarrollo de las plantas estaba dividido por estancias para rotar las distintas fases. Eso sí, para encontrarlas había que atravesar varias habitaciones vacías, y una vez en la zona de producción, cada compartimento estaba aislado con doble puerta.

Además, contaban con cerca de medio centenar de aparatos industriales de aire acondicionado y filtros muy potentes para depurar el olor, con toberas montadas en el techo, además de un sinfín de lámparas y humidificadores por todas las estancias para garantizar las condiciones de calor y humedad perfectas.

La rentabilización de la plantación llegaba a tal punto, que disponían de una gigantesca picadora que les permitía reducir incluso las hojas y parte del ramaje.

Tal como informo ayer este diario, agentes de la Udyco de Valencia y del grupo de investigación de la comisaría de Xirivella entraron el pasado miércoles por la tarde en la nave, ubicada en el polígono industrial Verge de la Salut, y detuvieron a los únicos que estaban dentro en ese momento, los dos cuidadores, ya que el dueño de la factoría aún no ha sido identificado. Los agentes se llevaron 2.039 plantas que dieron un peso de 169 kilos de marihuana.

Se trata de dos vecinos de Xirivella, al menos uno de ellos con antecedentes por tráfico de drogas, cuya misión era la de cuidar el vivero para subsanar posibles fallos y evitar la entrada de ladrones potenciales. Ambos pasaron ayer a disposición de la juez de Instrucción número 3 de Mislata.