El juez ha acordado el ingreso en un centro psiquiátrico del detenido por haber enviado diez sobres que supuestamente contenían sangre infectada de ébola a numerosas instituciones y medios de comunicación, provocando una enorme alarma social al tener que activarse el protocolo por riesgo biológico en plena crisis de ese virus en España por la aparición del primer y único caso en nuestro país, el de la auxiliar de enfermería Teresa Romero en octubre de 2014.

Fuentes jurídicas informaron ayer de que el titular del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, en funciones de guardia, acordó ayer el ingreso del detenido, de 41 años, en un psiquiátrico a petición de la Fiscalía por padecer un «trastorno delirante».

El arrestado, que ya había sido detenido en los últimos años por hechos similares y también por desnudarse en una ocasión delante de la reina Sofía en las puertas de un hospital, está acusado de los delitos de coacciones, desórdenes públicos y amenazas.

El hombre envió sobres con supuesto ébola a distintos puntos clave de la capital española, tales como el Tribunal Supremo, el periódico ABC, la Bolsa de Madrid, la sede nacional del PP, numerosos mercados mercantiles y una sinagoga.

El acusado aprovechó la aparición del caso de Teresa Romero en España para provocar el pánico enviando hasta diez cartas a diferentes instituciones de Madrid en aquellos primeros días de confusión y alarma social.

Las investigaciones se iniciaron en octubre de 2014, nada más recibirse la primera carta, pero el autor ha tardado 15 meses en ser identificado y detenido. Según la policía, el objetivo del arrestado era «provocar el pánico en la población y movilizar con ello a todos los servicios públicos afectando al normal funcionamiento de las empresas e instituciones afectadas». La gravedad del suceso obligaba a la activación del protocolo NRBQ (Plan de Defensa Nuclear, Radiológico, Biológico y Químico), lo que implica la activación de un gran número de servicios de todo tipo.

Para atemorizar aún más a los empleados y dar credibilidad a su farsa, el detenido introducía en los sobres gasas con aparente sangre, provocando en varios casos graves crisis de ansiedad entre los perjudicados que tuvieron que recibir asistencia médica de urgencia.

El arrestado ya había sido detenido anteriormente en varias ocasiones por hechos similares, y llegó a entregar en persona alguno de los bultos, lo que ha terminado por delatarle, ya que la policía cotejó un manuscrito suyo con las anotaciones en esos paquetes, y resultaron haber sido escritas por la misma persona.