Un hombre de 88 años de edad murió ayer de un ataque fulminante cuando se dirigía a la calle San Vicente, en Valencia, para que lo recogiese una ambulancia, ya que se sentía indispuesto y el gentío que ocupaba en ese momento la calle Convento Jerusalén comprometía la capacidad de maniobra de la ambulancia. Los hechos sucedieron pasadas las seis de la tarde de ayer. El hombre, que estaba paseando solo por el centro de Valencia, comenzó a sentirse mal en un momento en que había una enorme afluencia de personas en esa zona de la ciudad, visitando los monumentos falleros que se concentran en esa área urbana.

El octogenario pidió ayuda al vigilante de la Falla Convento Jerusalén, en el número 26 de esa calle, y le anunció que se sentía indispuesto, por lo que le rogó que llamase a una ambulancia. El operador del 112 sugirió al vigilante que lo acompañara hasta un punto donde tuviera acceso fácil la ambulancia, de modo que empezó a caminar hacia San Vicente. Sobre las 18.20 horas, cuando habían recorrido apenas 100 metros, a la altura del número 8 de la calle Matemático Marzal, el octogenario cayó fulminado, sin vida, al suelo. Cuando llegaron las ambulancias, los sanitarios ya no pudieron hacer nada más que certificar la muerte del hombre.

Oculto a las miradas de curiosos

Agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional colocaron sábanas en torno al cuerpo del fallecido para evitar que los cientos de personas que había en ese momento en los alrededores de la falla Convento Jerusalén pudiesen ver el cuerpo, que quedó así totalmente preservado de miradas curiosas.

En la noche del pasado lunes, fue un joven de 21 años quien moría no muy lejos, en el Paseo de Russafa, cuando cenaba con sus padres al aire libre, en la terraza de un bar de esa vía peatonal.

La muerte del joven, que había llegado de Salamanca con sus padres para pasar unos días en Valencia con motivo de las fiestas falleras, se produjo en un momento en que había menos gente en la calle, por lo que la ambulancia llegó sin problemas hasta el lugar donde se encontraba. Aún así, el ataque fue tan fulminante, que los médicos no pudieron hacer nada por él pese a los intentos de reanimación.