Una pata de una silla, esa parece ser el arma utilizada por el presunto asesino de Albal para golpear repetidamente a su víctima hasta causarle la muerte en un piso deshabitado al que lo llevó la noche del lunes con la supuesta intención de robarle una cantidad de dinero que éste portaba encima. El detenido en Benetússer por la Guardia Civil, de 35 años e identificado como C.D.M., solicitó ayer al mediodía el hábeas corpus -medida jurídica para aquellos supuestos arrestos considerados arbitrarios-. No obstante, tras tomarle declaración en el juzgado de Instrucción número cuatro de Catarroja, en funciones de guardia, el juez acordó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, por un delito de homicidio.

El crimen se produjo durante el transcurso de una fiesta, en un piso ocupado de la avenida Blasco Ibáñez de Albal, en la que estaban presentes el acusado, la víctima, otros dos hombres y una joven. El arrestado negó ante el juez que fuera él quien mató a Carlos R., de 55 años y origen francés. Sin embargo, la declaración de los otros testigos y restos hallados en el lugar de los hechos por el grupo de Criminalística de la Guardia Civil lo incriminan.

El cadáver fue hallado en torno a las 16.30 horas del martes en esta vivienda vacía de Albal, propiedad de una sucursal bancaria. El fallecido estaba en el comedor tapado con una sábana totalmente ensangrentada. Según apuntaron fuentes jurídicas, el acusado reconoció ante el juez que fue él quien tapó el cuerpo sin vida de su amigo, pero alegó que él ya se lo encontró muerto.

La autopsia realizada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia confirmó que la víctima murió como consecuencia de la paliza recibida. Más concretamente fue golpeado con un objeto contundente, como ya adelantó ayer Levante-EMV, al parecer con la pata de una silla que fue encontrada rota en la escena del crimen. La necropsia además certificó que la muerte se produjo en la madrugada del martes, varias horas antes del hallazgo del cadáver.

El fallecido es un ciudadano de origen francés que apenas llevaba unos meses en España. La noche de los hechos había acudido a esta casa «okupada» con otros dos amigos, el presunto asesino y una joven. «Estaban de fiesta, tocando palmas», apuntó un vecino de la finca que escuchó el jaleo. Al parecer, aprovechando el estado de ebriedad de su víctima, el sospechoso le habría golpeado hasta matarlo para apoderarse del dinero que éste portaba encima.