Caso Abierto - Levante-EMV

Caso Abierto - Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Cómo hacer dinero del llanto?

"Me muero en seis meses"

Paco Sanz, el valenciano de los 2.000 tumores, recaudó 250.000 € con su enfermedad en siete años

"Me muero en seis meses"

«Soy Francisco José Sanz González de Martos, aunque mis amigos me llaman Paco. Tengo 46 años y desde hace seis sufro una enfermedad genética llamada síndrome de Cowden. Esta enfermedad rara me provoca tumoraciones malignas por todas las partes blandas de mi organismo y, hasta la fecha, me han detectado 2.000 tumores en todo mi cuerpo. Para poder sobrevivir me convertí en un ´conejillo de indias´, utilizando en mí un tratamiento experimental en EE UU, el cual continúo todavía. Pero hoy mi cuerpo me está diciendo basta y, la toma diaria de quimioterapia durante seis años me está matando».

Este era uno de los mensajes con los que el valenciano arrestado esta semana en la Pobla de Vallbona acusado de los delitos de estafa y blanqueo de capitales se dirigía a través de internet y de las redes sociales apelando a la solidaridad de aquellos que todavía no le habían donado dinero para costear el tratamiento de su supuesta enfermedad mortal. «Actualmente ha aparecido un nuevo tratamiento en el Hospital de Cleveland que podría salvar mi vida», indicaba en octubre, aunque alternaba indistintamente este llamamiento de #huchaporcleveland con el de #huchaporbaltimore.

Son solo algunos de los ejemplos con los que Paco Sanz, en prisión provisional por estos hechos desde el pasado jueves, trataba de captar donativos agravando de forma deliberada el riesgo real que corre su vida. Desde que en julio de 2009 el Centro Nacional de Investigación Oncológica Carlos III le diagnosticó el síndrome Cowden, ratificado posteriormente por el Hospital General de València, el valenciano inició una campaña con la que habría recaudado cerca de 250.000 euros, según los movimientos bancarios registrados por los investigadores de la Policía Nacional de la comisaría de Puente de Vallecas en hasta 21 cuentas distintas, como ya adelantó Levante-EMV.

«Me muero en seis meses», aseguró a los organizadores de la gala benéfica celebrada en mayo de 2013 en la Universitat Politècnica de València para que recaudaran fondos destinados a su asociación. Pasaron los años y ni viajó a Estados Unidos para someterse al supuesto tratamiento médico vital para salvarle, ni su estado empeoró. Así, aunque seguía pidiendo dinero, nunca parecía tener suficiente para alcanzar una cifra con la que costear el viaje y su estancia en tierras americanas. Mientras, sus vecinos y allegados se extrañaban de ver el tren de vida que llevaba; ropa de marca, teléfonos de última generación, un vehículo nuevo y comidas y cenas en buenos restaurantes.

Sus padres, quienes también fueron detenidos el pasado miércoles por la policía y puestos en libertad esa misma tarde, vendieron un piso en València para sufragar supuestamente los gastos de la enfermedad de su hijo. Fuentes cercanas a la familia, residente en un chalé de la Pobla de Vallbona, aseguran que sus progenitores lo han pasado muy mal desde que le diagnosticaron el síndrome de Cowden y los consideran también víctimas de su propio hijo. «Ha exprimido a todos sus amigos pero también a sus padres», precisan.

«Me muero en dos meses». Un mes menos de esperanza de vida, aunque ya estamos en diciembre de 2015. Eso fue lo que le hizo creer a Miguel Abad, autor del libro «Una vida de sueños, una vida de lucha», en el que narraba su lacrimógena historia con frases como: «El bello beso de la muerte se acerca sin misericordia a unas mejillas empapadas de lágrimas». El joven autor tuvo que escribirlo en tan solo quince días acuciado por la necesidad de lograr recaudar a tiempo el dinero suficiente para salvarle la vida al que él consideraba ya un amigo.

Fue precisamente un conflicto por la edición de este libro el que daría al traste tiempo después con su supuesta farsa. El editor del mismo, Alejandro Ruiz, comenzó a sospechar del llamado hombre de los 2.000 tumores cuando viajó a València a entrevistarse con él y vio cómo pagaba la comida con dinero de la asociación o se mostraba excesivamente receloso sobre los beneficios económicos del libro, según explicó a este periódico. Después de varios enfrentamientos dialécticos con éste e incluso recibir mensajes amenazantes en los que el supuesto enfermo terminal mostraba su verdadera personalidad, el pasado 19 de enero Alejandro interpuso una denuncia contra Sanz en la comisaría de Puente de Vallecas.

Tras su detención esta semana, el juez de Instrucción cinco de Llíria acordó el ingreso en prisión provisional, sin posibilidad de fianza, del presunto estafador al apreciar riesgo de fuga ya que tenía a punto el visado para viajar a Estados Unidos, concretamente a California, lugar en el que hasta la fecha no había indicado que fuera a tener lugar el supuesto tratamiento médico.

Así, al igual que ocurrió en el caso de los padres de la pequeña Nadia, de once años, quienes llevaban desde el año 2008 recaudando donativos para su beneficio personal utilizando la supuesta enfermedad rara de su hija, el juez halló también indicios claros de que Paco Sanz «destinaba las ayudas obtenidas a fines manifiestamente distintos a los objetivos médicos para los que pedía el dinero».

Ambos casos han sido un duro golpe para aquellos que realmente necesitan de la solidaridad de la ciudadanía para la investigación de las enfermedades que padecen, aunque tras conversar con varios de los afectados de Sanz muchos coinciden en una cosa: «No voy a dejar de dar dinero si alguien de verdad lo necesita, pero eso sí, me aseguraré de a dónde va a parar».

Compartir el artículo

stats