Efe, Elx

La Fiscalía, la acusación particular que representa a la familia de las víctimas y la acción popular que actúa en nombre de la Asociación de Mujeres Vecinales de Elche piden una condena de 60 años de prisión para el acusado y consideran que "conocía y comprendía plenamente el alcance de su actuación".

El acusado, que ha cambiado su aspecto físico y se ha dejado una poblada barba, precisó que actuó por "vergüenza" al haber recaído en el consumo de las drogas y el alcohol.

La defensa pide la libre absolución o una condena "mínima" al aplicar la eximente de enajenación mental transitoria, por entender que su cliente sufrió un transtorno que le hizo "no entender ni comprender" lo que estaba haciendo.

Según los escritos de las acusaciones y la defensa, los hechos ocurrieron en la madrugada del 13 de abril de 2005 cuando el procesado acudió a su casa con un vehículo de la empresa en la que trabajaba tras haber consumido alcohol y cocaína.

Subió a la vivienda con una maza y se dirigió a la habitación de matrimonio en la que se encontraban durmiendo su mujer y su hijo mayor, en la cama, y el pequeño, en una cuna, a quienes golpeó hasta matarlos. Lavó la maza en la ducha del baño, comprobó que su ropa no estaba "excesivamente manchada", se perfumó y fue al encuentro de dos compañeros que le esperaban en las proximidades del domicilio y que desconocían lo ocurrido. A continuación, los tres fueron a un club de alterne, donde el acusado mantuvo relaciones sexuales. Después fue identificado y detenido.

El fiscal y los letrados indicaron que el objetivo del juicio, que se celebra con jurado, no es determinar la autoría del acusado, que admite los hechos, sino su responsabilidad, que se basa en si "sabía lo que hacía y quería hacerlo".

La acción del diablo

J.M.M.N. relató que aquella noche ingirió grandes cantidades de alcohol y varias dosis de coca que provocaron que su cabeza "no estuviera en su sitio" y que no fuera él mismo ni tampoco responsable de sus actos.

"El diablo obraba en mí. Entré en la habitación y aquella cabeza pensó: antes de que se despierten, ella me dijo que prefería morir durmiendo, es un favor lo que hago", indicó. "Me ha perdonado Dios y me da igual lo que ocurra aquí", insistió el acusado.