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Incendios forestales

En la boca del lobo

El modelo actual consume los recursos destinados a la prevención en el pago del dispositivo aéreo - Los sobrecostes en emergencias alcanzan los 54 millones anuales

La ausencia de inversiones en prevención hace más peligrosos y violentos los incendios forestales. daniel tortajada

El nuevo gobierno valenciano ha heredado el «modelo» de extinción y prevención de incendios forestales que se comenzó a perfilar tras el desastre de 1994, todavía con graves carencias, según sus protagonistas, y sin tiempo material para marcar criterios y prioridades. Finalmente, y no sin un tremendo debate interno „nadie quería asumir una materia que seguramente supondrá el primer gran desgaste social y político para el nuevo Consell„, la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural que dirige Elena Cebrián Calvo ha asumido, por decreto del presidente Ximo Puig , la prevención „donde estuvo hasta hace muy poco„ y la extinción de incendios, que pasó de Agricultura a Gobernación coincidiendo, hace dos décadas, con la creación del 112.

Mònica Oltra, vicepresidenta del Consell, daba una pista sobre cual puede ser el futuro anunciando tras la celebración del primer pleno del nuevo gobierno la creación de una Agencia Valenciana de Emergencias que asumiría también las labores de extinción. En realidad, desvela una fuente próxima al proceso de toma de decisiones de la nueva Administración, el bipartito ha optado «por no mover ficha» por ahora. No es nuevo. En 1994, tras el desastre, hubo relevo en el Gobierno Valenciano pero no en la dirección general responsable de Incendios, donde Vicent Baeza, se mantuvo durante meses hasta que el Gobierno Zaplana se vio preparado para asumir el relevo.

Una buena prueba de esta indefinición es la petición realizada el jueves por las Unidades de Brigadas de Emergencias (UBE), cuya sección sindical de CC OO ha pedido una entrevista con la titular de la Conselleria de Justicia, Administración Pública, Reformas Democráticas y Libertades Públicas pidiendo «aclarar su situación».

Juan Francisco Millares, que representa en Comisiones Obreras a trabajadores de las UBE aplicados a la extinción «cree» que todavía forman parte de esta conselleria, pese a los cambios anunciados. «Lo mejor„ si se me permite un consejo„ es no hacer cambios por el momento», aseguró.

El «nuevo-viejo» modelo pretende mantener bajo el mismo techo la prevención y la extinción de incendios. Para muchos expertos es un «ideal» a alcanzar oscurecido por una «penosa realidad: año tras año, la extinción se come literalmente los presupuestos de prevención, que deberían estar blindados, y así no avanzamos», dijeron profesionales que han ocupado altos cargos en esta competencia.

Las cifras avalan una realidad: los incendios no se están «apagando en invierno» porque no se gasta dinero en prevención. En 2011 y con prevención y extinción de incendios centralizados ya en la conselleria de Gobernación, los 64,8 millones de euros presupuestados se convirtieron en 84,5, con un diferencial de 19,7 millones que salió casi integramente de partidas destinadas a silvicultura preventiva, a mantener caminos, áreas cortafuegos, puntos de agua, financiación de trabajos preventivos a propietarios particulares, etc.

En 2012, el presupuesto para el servicio de Emergencias ya se elevó de entrada a 83 millones de euros, pero hubo 18 millones en sobrecostes financiados también a partir del dinero que debía haber ido a la prevención pasiva («apagar el fuego en invierno»). En 2013, el último ejercicio económico «cerrado» por la Generalitat, el reparto presupuestario se desequilibró hasta el punto de que de los 63,7 millones presupuestados se convirtieron en 118,4, con un sobrecoste desorbitado de 54,7 millones.

«Hay partidas presupuestarias de prevención que no se desarrollan porque acaban pagando el exceso de horas de las avionetas y helicópteros. Dinero hay suficiente, pero bien distribuido», subraya Javier Redomero, responsable del sector forestal en UGT, que a la vista de las investigaciones judiciales sobre la relación entre el exconseller Serafín Castellano y la empresa que suministraba las avionetas contra incendios pide la apertura de una investigación.

«Los incendios forestales nos preocupan mucho, con tristeza vemos como pasan los años y no llegan las necesarias inversiones en prevención, sabiendo que, la conservación del medio natural pasa por recuperar el uso del monte, realizar tratamientos silvícolas, las mejoras en las infraestructuras forestales, los aprovechamientos como los pastos, la biomasa forestal, etc. Lo que tanto se dice pero que no se hace: apagar los incendios en invierno. Pero por desgracia para los montes, las inversiones no llegan», asegura Santano Álvarez, presidente de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de la Comunitat Valenciana, un colectivo de 264 funcionarios marginado en sus funciones durante los últimos años.

Los sindicatos creen que todavía hay mucho que avanzar en la coordinación de los recursos empleados en la extinción.

A partir del 1 de julio, a una alerta, canalizada por el 112 y provocada por una llamada ciudadana, el aviso de los agentes medioambientales (262 personas), un pico de vigilancia (68) o las patrullas de Prevención de Incendios (120) adscritas a Medio Ambiente, sigue la respuesta de las brigadas helitransportadas (6) y las UBE ( 53 brigadas de 10 personas distribuidas en dos turnos con el apoyo de 39 autobombas, bomberos y 25 medios aéreos (13 helicópteros y 12 aviones, Policía Autonómica, profesionales del 112 y 111 brigadas con 555 personas de la Diputación de Valencia. Si el incendio se complica „Nivel 2„ aparece la Unidad Militar de Emergencias y los aviones del Ministerio de Agricultura. En teoría se trata de un dispositivo «adecuado» a la superficie forestal valenciana, según un informe elaborado hace unos años por CC OO, en el que la contratación de personal supone el importe menor, que acaba en las aeronaves. Sin embargo, los recursos (11.000 personas según fuentes oficiales), con ser suficientes, dice UGT, «no están aprovechados». No hay dinero para las políticas de prevención; en invierno el dispositivo se reduce al mínimo e incluso en plena campaña de incendios„ de julio a septiembre„apenas hay vigilancia en el monte durante la noche, con solo dos brigadas UBE por provincia listas para intervenir. «Es la lotería de todos los años», concluye Redomero.

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