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Tradición

La "pesca amb rall" atrapa el futuro

Resurge esta antigua modalidad pesquera en la Ribera al volver a dispensarse nuevos permisos

La "pesca amb rall" atrapa el futuro

La afición a la «pesca amb rall» en el mar sigue al alza. Tras abrir la administración la posibilidad de obtener la licencia se ha ido recuperando esta práctica tradicional. Aún así, atrás quedaron las imágenes de grandes capazos repletos de «llises» y algún que otro llobarro, dorada o palomina. Antaño, durante unos días, a algunos les sirvió para ganar el pan con el que alimentar a la familia. Hoy, esta modalidad es más lúdica y deportiva. Las capturas están limitadas a cinco kilos por persona y día.

Por razones burocráticas se confundió la pesca desde la orilla con red, esparavel o rall, como un arte de arrastre que afecta a los fondos marinos. A finales de los años 90, en la Comunitat Valenciana tan sólo podían renovar la licencia quienes ya la poseían. Así, este estilo ancestral para capturar peces tenía los años contados. Sin padres que dentro de la legalidad enseñaran a sus hijos, y sin abuelos que animaran a sus nietos, la suerte estaba echada. «Esta técnica de pesca no es de arrastre y no afecta al fondo marino, porque rallamos en la orilla sobre la arena y continuamente cambia por el propio efecto natural del oleaje», cuenta Emilio Aguilar, presidente de la Associació de Pescadors amb Rall de Sueca (Aparsu), entidad que cuenta ya con 215 socios.

La lucha de las agrupaciones de ralladors como Aparsu y la Asociación de Pesca amb Rall de la Comunitat Valenciana (Aparcova) llevó a la administración a rectificar. Desde que hace unos cuatro años comenzaran a concederse nuevas licencias, la afición va en aumento. Los permisos son para dos años y se tramitan a través de las asociaciones. El rallador debe desenvolverse con extremo sigilo, ojo avizor de lince y depurada técnica de lanzamiento. El día tiene dos buenos momentos en los que la luz solar y el viento juegan a favor. «La mejor hora es a la salida del sol, cuando el mar está en calma, con el viento de poniente que sopla por la espalda, y ayuda a extender mejor la red cuando la lanzas», explica Aguilar. «Por la mañana los peces no son visibles en la ola, pero sí sus señales en el agua, y se mueven mucho buscando el agua dulce de las golas», detalla.

También son buenas las tardes, cuando sopla el viento de Xaloc. «Los peces comienzan a moverse en la costa y son visibles en las olas», añade el presidente antes de advertir que «debes seguirlos a cierta distancia para que no se percaten de la red; es un tú a tú con el pez. Has de esperarlo sin utilizar ningún tipo de cebo», concluye.

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