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Contaminación acústica

La dictadura del ruido que no cesa

La pasividad de las administraciones ante un problema cuyo alcance no llegan a calibrar, es el mejor aliado de los infractores - Solo 22 de los 63 municipios obligados han presentado un plan contra la contaminación

Control de ruido en una calle de Oliva. jesalba

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El Síndic de Greuges de la Comunitat Valenciana resaltaba en su último informe que solo en el último año ha tramitado 371 expedientes de quejas relacionadas con los problemas de contaminación acústica que sufren los ciudadanos valencianos. El ruido y las molestias generadas por locales de ocio mal insonorizados, la práctica del «botellón», las fiestas populares, el funcionamiento de terrazas en horario nocturno, el nulo respeto por los horarios de cierre, las molestias provocadas por equipos de aire acondicionado, infraestructuras de transporte como carreteras y ferrocarril e instalaciones industriales forman parte del «virus» que impide a muchas familias disfrutar de lo que lo que los tribunales han reconocido como la violación de un derecho fundamental: «la inviolabilidad del domicilio, así como los derechos de protección de la salud, a un medio ambiente adecuado y a una vivienda digna».

Lejos de esta retórica legal, el ruido es lo que impide a dormir a miles de ciudadanos —solo en Valencia 244.000 personas sobre una población de 800.000 soportan por la noche niveles de ruido por encima de los objetivos de calidad acústica— y provoca entre sus víctimas problemas de salud que a veces van más allá de lo psicológico y son la causa de graves efectos físicos, que van desde el trauma acústico, con pérdida de audición y elevación del umbral auditivo, a problemas cardíacos provocados por el estrés que genera el ruido.

No es fácil convivir con el ruido cuando aparece el insomnio, alteraciones del sueño o estrés, que traen asociados la pérdida de relaciones sociales, aislamiento o dificultad para el aprendizaje, entre otros.

Ana María García, directora general de Salud Pública dedicó su tesis al tema de «Ruido y Salud», dirigida por su padre, el físico Amando García, un pionero en la elaboración de los mapas acústicos y en la medida del ruido. «La reacción de estrés a un ambiente ruidoso, a veces de forma inconsciente, provoca una reacción biológica del organismo que lo percibe como una amenaza y genera un mayor riesgo vascular. Clarísimamente es un problema de salud», expone Ana María.

Según un estudio realizado por DKV Seguros, la exposición a un ruido excesivo deriva en un aumento de la mortalidad provocado por la aparición de enfermedades isquémicas cardíacas como la angina de pecho o el infarto agudo de miocardio, además de hipertensión, ictus, etc.

El cuarto Plan de Salud, en desarrollo, contempla implementar la «Evaluación de Impacto en Salud». «Es un instrumento correctivo, que actúa ante situaciones preexistentes, pero también permitirá influir preventivamente, desde la perspectiva de la salud, incluyendo el ruido, en la aprobación de planes urbanísticos, infraestructuras de transporte, etc., según explicó la directora general.

Municipios

El Síndic recuerda en su informe que la pasividad de la Administración ante los casos de contaminación acústica que provoquen efectos perjudiciales para la salud podría generar responsabilidad patrimonial, «con la consiguiente obligación de indemnizar los daños y perjuicios». Ya ha ocurrido, aunque, la administración local no destaca, en general, por su compromiso contra la contaminación acústica.

Según datos facilitados por la dirección general de Cambio Climático y Calidad Ambiental de la conselleria de Agricultura y Medio Ambiente, que tutela parte de estas competencias municipales, solo 22 de los 63 municipios de la Comunitat Valenciana de más de 20.000 habitantes han elaborado los Planes Acústicos Municipales, que incluyen un mapa acústico y un programa de actuación. Deberían estar terminados en 2010.

Medio Ambiente, aunque también a iniciativa municipal, informa sobre las propuestas de Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS). Actualmente solo hay declaradas en Benicàssim (1), Castelló (2), Calp (1), Cullera, Sueca (1), Formentera del Segura (1), Peñíscola (1), Valencia (2) y Xàtiva (1).

La conselleria es también responsable de autorizar excepciones en el cumplimiento de la norma para conciertos, acontecimientos y pruebas deportivas, aunque una reciente sentencia del TS de Cataluña ha creado jurisprudencia contra estas actividades, que renuncia a calificar de «esporádicas» cuando se repiten año tras año. Medio Ambiente informa también los instrumentos de planteamiento urbanístico en relación con el ruido y las actividades industriales sujetas a Autorización Ambiental Integrada. Además, a través de las ITV, es responsable —fue pionera en España— de comprobar los controles de ruido que se realizan a los vehículos, «más de 1.700 en 2015», explica José Vicente Miró, jefe de Servicio de Protección y Control Integral de la Contaminación.

Dentro de este marco global de tutela, a veces toca «bajar al piso». «En ocasiones nos llegan denuncias de gente realmente desesperada que acredita el desinterés de su ayuntamiento ante sus denuncias. En esos casos mandamos a medir el ruido a la Policía Autonómica. Y funciona», aseguró.

Los mapas sonoros sin intervención no atajan el problema

Aena, responsable de la gestión de los aeropuertos, fue una de las primeras instituciones en hacer un mapa de ruido. Reconoció el derecho al aislamiento acústico de 2.398 viviendas, de las que 309 han realizado ya las obras y 277 están en ejecución de un total de 1.890 solicitudes. La empresa ha gastado ya 4.55 millones de euros. La conselleria de Infraestructuras (carreteras y ferrocarriles autonómicos) y los principales ayuntamientos disponen de Mapas de Ruido y Planes de Acción sin cuya ejecución los problemas se eternizan.

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