El comercio histórico de València sigue perdiendo referentes. Esta semana, de forma repentina, ha bajado la persiana la casi centenaria tienda Efectos Militares de la plaza de la Reina. La turistificación ha copado el centro de la ciudad hasta hacer desaparecer tiendas de lanas, de disfraces, relojerías, antigüedades, marroquinería, mercería... La 'plaga' de franquicias que asola el centro, en forma de puntos de venta de sushi, souvenirs, helados, bazares de regalo o comida para llevar se ha cebado especialmente con la emblemática plaza de la Reina, a los pies de la catedral.

Cambios en el perfil de consumidor, problemas con unos alquileres que se dispararon a partir de 2015 o falta de relevo generacional son las claves de un proceso que parece imparable. «Creo que el cierre es definitivo. Se presentó la oportunidad, hemos hecho bien», explica a EMV Merche, la titular de la tienda Efectos Militares. Este pequeño comercio fue fundado por su abuelo en 1919. Estuvo en la calle Pintor Sorolla hasta 1988, cuando se mudó a la plaza. Con su marido al borde de la jubilación y sin relevo generacional, Merche ha bajado la persiana. El detonante ha sido el cambio de propietario del local. Según parece, unos inversores vascos se han hecho con el espacio y les han ofrecido una salida. Es otra de las claves del cambio de la fisionomía del centro: el boom turístico de la ciudad ha disparado el interés inmobiliario por los locales comerciales o por los propios negocios. Ahí se encuadran fenómenos tan sorprendentes como el desembarco en la ciudad de Jesús Ger, el dueño de Marina d'Or, que se ha quedado con decenas de locales de hostelería. Y algún que otro comercio histórico, como el Kiosko España, junto al Ayuntamiento.

De vuelta a la plaza, a los pies de la catedral, algún comercio mantiene la vela de la historia. «Tenemos que resistir, por nosotras y por el público. Nos hemos criado aquí, mi madre nos tenía en la trastienda». Las hermanas Pilar y Margarita, titulares de la tienda Guantes Piqueras, hablan desde la resistencia. El bazar Giner, Paquetería González, Las Camelias, Almacenes España, el viejo anticuario Barriocanal... Dentro de esta tienda especializada en guantes, sombreros y abanicos, se recuerda a los que ya no están. Las propietarias defienden que aún tienen mercado: «Hay turistas que no quieren franquicias. Han venido a buscarnos clientes de Alaska, de Canadá», defienden.

Accesorios Nela se adapta al nuevo tiempo

Desde el otro lado de la plaza, junto a San Vicente, Accesorios Nela también resiste, y busca exprimir los cambios de la ciudad. «Antes teníamos más traje de valenciana, manteletas, complementos... Conforma cambia el tipo de cliente hemos ido variando, adaptándonos al mercado», explica Manoli, hija de Nela, que la puso en marcha hace casi cuatro décadas, sustituyendo a la antigua Camós. «Nos favorece que venga turismo, cuanta más gente mejor para nosotros. Aún estamos a años luz de Madrid y Barcelona», reflexiona Manoli. Desde las dos orillas de la plaza, dos comercios históricos sobreviven a los nuevos tiempos.