Se ha especializado en el arte de hacer las preguntas incómodas y el público le ha respaldado masivamente. Jordi Évole (Cornellá de Llobregat, 1974), el azote de los poderosos, regresa esta noche con una nueva temporada de Salvados que arranca con un especial sobre violencia machista. «Detecto cierta saturación con la política, y ahora que estamos encallados con los pactos hemos decidido irnos a otros temas. La violencia machista está instalada en la sociedad y es necesaria una reacción más contundente», señala el presentador, tras un mes de enero negro que ha dejado ocho víctimas mortales.

La decisión la tomó junto a su equipo antes de las vacaciones de Navidad y la han mantenido, a pesar de que aseguran contar con una prometida entrevista «impactante» con un personaje que ha marcado la agenda política y que nunca ha sido entrevistado en televisión. Su equipo avanzó en diciembre pasado una lista de cinco nombres posibles: Jordi Pujol, Luis Bárcenas, José María Aznar, Juan Carlos I y Amancio Ortega, y Évole admitió que se trataba de uno de ellos. «La tenemos, pero no sabemos cuándo la daremos», se limita a señalar. «Las entrevistas se gafan si hablas de ellas», responde a la pregunta de si se trata de Bárcenas.

«Hemos tenido arranques muy espectaculares, como el cara a cara entre Pablo Iglesias y Albert Rivera, o entre Felipe González y Artur Mas, pero para mí, de los últimos 40 programas que hemos hecho, éste sobre la violencia machista es el más importante», insiste. Évole propone ir más allá de las cifras de víctimas que despachan los telediarios para descubrir la transversalidad del problema y cómo se están instalando comportamientos machistas entre los más jóvenes.

«Hablando con expertos he descubierto que yo mismo tengo comportamientos machistas», admite. «Y amigas mías desde hace tiempo han venido y me han contado que a ellas les han pasado cosas y he flipado. Es un problemón que aún llevamos muy en silencio», añade.

El programa dará también la palabra a un agresor que está en terapia, que aparecerá de espaldas y que suelta barbaridades como «soy un crack del maltrato psicológico». «Entiendo que a mucha gente el testimonio de un maltratador le puede chirriar, pero creo que en este caso es necesario», afirma el periodista, que el año pasado levantó ampollas con su entrevista a un etarra y que, preguntado por la que le hizo Sean Penn al Chapo Guzmán, no tiene dudas: «Si yo hubiese podido entrevistarlo, lo habría hecho».

Derecho a una entrevista

«Creo que todo el mundo tiene una entrevista. Es mi manera de ver el oficio, soy radical en eso, es lo que pienso y en lo que me han educado», subraya. «Eso sí, hay que aplicar un cierto sentido común. Lo que no puedes con un tipo de ese calibre es hacer una entrevista floja. Ahí tienes que ir con todo. Pero una vez haces bien ese trabajo, el hecho de entrevistar a un ´narco´, un terrorista o a un corrupto, creo que puede dar información al ciudadano que de otra manera no tendría», opina.

Entonces, ¿habrá corruptos en el nuevo Salvados? «No te puedo decir todavía, estamos peleando por ello», dice.