La segunda jornada de eliminación de Masterchef 4 fue especialmente aciaga para los aspirantes valencianos, que por segunda jornada perdieron a uno de sus efectivos, el alicantino Salva, después que tres de ellos, él mismo, Ángel y Esmeralda, fueran los tres que confeccionaron los peores platos de la sesión de eliminación.

El auxiliar administrativo de Busot, que se había declarado a su novia cuando fue admitido en las cocinas del concurso, cayó en una prueba de eliminación en la que los cocineros tuvieron a su alcance mariscos de primera calidad, como cigalas, bogavantes, langostas o nécoras. Salva presentó un plato con bogavante y camarones, en el que la tortilla fue sustituida por pan de molde. En seguida llegaron los reproches al «desastre de plato» y «un desperdicio de bogavante». Críticas especialmente de Jordi Cruz, quien calificó el plato de «pretencioso» y comparó su actitud con la de «un futbolista que está jugando la final de la Champions y, en lugar de tirar a portería, se pone a hacer bicicletas en el centro del campo».

Esmeralda, que se metió en la prueba de eliminación casi por propia voluntad tras la de eliminación, en la que no estuvo nada lucida con el postre, estuvo a punto de irse a la calle. Sus cigalas estilo thai fueron rebautizadas por, faltaría más, Jordi Cruz como «cigalas en el lodo. Y en el lodo es donde estás». Y Ángel, el friegaplatos de Valencia, tampoco se lució con un carpaccio de cigalas, de «presentación horrorosa» y a quien se le reprochó que «no quieras hacer saltos mortales si no sabes ni gatear».

Finalmente, los tres valencianos quedaron a las puertas del desastre, que se consumó para el alicantino.

«Esto era un trampolín para cambiar mi vida. Pero me llevo una expriencia buena y única. Pero no por esto voy a dejar de cocinar» aseguró Salva tras su expulsión.