El caso Gürtel da para mucho. Más allá de ocupar páginas de periódicos y minutos de informativos, la ficción también recuerda el escándalo que salpicó al expresidente del Consell, Francisco Camps. La serie La embajada, que Antena 3 estrenó la noche del lunes, aborda sin paños calientes la corrupción que campa a sus anchas por la ficticia delegación española en Tailandia, país donde se desarrolla la acción.

La producción „protagonizada por Belén Rueda y Abel Folk„ cuenta con Carlos Bardem en el papel de Paco Cadenas, un empresario dispuesto a todo por conseguir la adjudicación del tren de alta velocidad en el país asiático. Lo primero que llama la atención es la similitud y coincidencia entre el apellido del personaje de Bardem „Cadenas„ y el de Francisco Correa, presunto «cabecilla» de la trama.

En una de las escenas de la producción, Cadenas está en casa del segundo de la embajada, Eduardo Marañón (interpretado por Raúl Arévalo), y su esposa, Fátima (Amaia Salamanca). Cadenas le regala una pulsera a Fátima a lo que esta le responde: «Te has pasado 20 pueblos», las mismas palabras que la esposa de Camps, Isabel, utilizó en una conversación telefónica con Álvaro Pérez «El Bigotes» tras recibir un regalo. «Nada, es un detallito», dice Cadenas, idéntica respuesta que la de Pérez. En la ficción Cadenas continúa: «Tienes la muñequita de una niña pequeña», palabras similares a las empleadas en la conversación real.

Sin embargo, lo más evidente llega unos segundos después cuando el Cadenas se dirige a Marañón con la expresión «amiguito querido del alma, cómo te quiero», una expresión „«amiguito del alma»„ que Camps empleó en otra comunicación telefónica para dirigirse a Pérez.

Del Partido Comunista al PP

Además, el personaje de Arévalo comenta con su hermano (Maxi Iglesias) que «ministros del PP militaron en la liga comunista», frase que podría recordar el paso por la política del exconseller Rafael Blasco. Pese a que los guionistas de la serie parecen haber encontrado un filón en Gürtel para la trama, desde la productora, Bambú, insisten en deslocalizar el relato, y que el guión «trata la corrupción y la corrupción está en todas partes».

Apuntan a que la intención no era retratar ninguna trama real en particular y que se han valido de numerosas y diferentes referencias para dar cuerpo a una historia que, sin embargo, deja un rastro hacia esta orilla.