¿Recuerdan Qué vida más triste de La Sexta? Aquella serie en la que Borja Pérez explicaba su día a día desde su ochentera habitación y uniformado con su camiseta de Kobi. Su habitación hacía las veces de confesionario, uno muy deprimente, a conjunto con sus anécdotas, todas ellas relacionadas con la precariedad laboral, su carente sex appeal y la convivencia con sus «compañeros de piso», es decir, sus padres. A los que les gustaron las «desventuras» de Borja ya tienen otra serie para llenar el vacío que dejó el programa de La Sexta „se canceló en 2010„, y esa es Crashing, la nueva comedia de HBO que se ha estrenado hace escasos días y que ya cuenta con el beneplácito de la crítica.

La producción muestra la vida de un cómico narrada desde la comedia implícita en los dramas y problemas cotidianos. Judd Apatow y Pete Holmes son los productores ejecutivos de Crashing, inspirada en las propias experiencias personales de Holmes como cómico. La ficción cuenta la historia de un aspirante a humorista, Pete (Holmes), en el momento que averigua que su mujer Jessica (Lauren Lapkus) tiene una aventura, lo que le obligará a mudarse a Nueva York para perseguir su sueño de convertirse en un cómico profesional. Arrojado a lo más profundo de una ciudad que no es precisamente acogedora para almas pusilánimes, Pete se verá obligado a dejar atrás su acomodada vida y a aprender duras lecciones sobre la vida y la comedia. En el camino encontrará una variada fauna de cómicos conocidos de la escena cómica neoyorquina. A lo largo de los ocho episodios de la primera temporada de Crashing, Pete ve cómo su vida se transforma por completo en el momento en el que deja atrás la confortable burbuja de su casa de las afueras, a su mujer y a su pasado religioso para perseguir su sueño.

Rodada en las calles de Nueva York, Crashing tiene la intención de servir de retrato fidedigno de la escena cómica de la ciudad, para lo que cuenta con un buen número de estrellas invitadas que se interpretan a sí mismos: Artie Lange (The Howard Stern Show), T.J. Miller (Silicon Valley) o Lauren Lapkus (Orange Is the New Black). La gracia está en cada uno de los tropiezos de este antihéroe, que acaba enamorando al espectador con sus pequeños logros, ya que no es difícil sentir empatía por este Borja neoyorquino, algo mejor vestido y con un poco más de carisma.