Si El autor de Manuel Martín Cuenca es siniestra, pero te ríes, ¡Madre!, lo nuevo de Darren Aronofsky, también es una alegoría sobre la creación, el autor y sus víctimas. Y no te ríes. La desconcertante película protagonizada por Javier Bardem y Jennifer Lawrence polariza al público. ¡Madre! es original, provocativa, nerviosa y cautivadora, la vida de un acto creativo narrado desde el punto de vista de su musa.

La nueva de Michael Haneke, Happy End, presenta como principal novedad formal tener partes filmadas en formato vertical, como con un smatphone. Enfrentarse a una película del director de tal serie de obras culminantes, desde Caché (2005) hasta Amor (2012) es ir al cine como quien entra a una cueva sagrada. Happy End es el retrato de una familia de la alta burguesía parisina que vive repartida en las distintas alas de una mansión. El título es una afilada ironía. El reparto está encabezado por la siempre inapelable Isabelle Huppert, pero aquí quien se lleva el gato al agua es Jean-Louis Trintignant. El actor francés de 88 años por cuya fotogenia caímos rendidos desde Un hombre y una mujer (1966) nos vuelve a conmover como pasó en Amor, aunque esta vez de la mano de una nieta de 12 años con tendencias psicópatas.

La película que ganó el premio del Público en el 65 festival de San Sebastián es Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri (Martin McDonagh). El filme venía avalado con un premio del público en Toronto y el mejor guión en el festival de Venecia. Imperdible. Trata de una mujer que lucha por que se resuelva el caso de la violación y asesinato -quemada viva- de su hija adolescente en un pueblillo del interior estadounidense. Frances McDormand está magistral en el rol de madre coraje y Woddy Harrelson sublime como el shérif Bill Willoughby. Enamora ver cómo sus personajes se van transformando en personas de carne y hueso a medida que crece la historia, como esos vídeos a cámara rápida que muestran una planta brotando de una semilla. La película es capaz de pasar de la tragedia más terrible a la comedia más hilarante en un diálogo.

El día que Mónica Bellucci llegó a San Sebastián para recibir su premio Donostia proyectaron, quizás en su honor, la película más bella de las vistas el pasado 65 Zinemaldia, The Leisure Seeker (Paolo Virzì).El filme narra el viaje de una pareja de ancianos por el este de Estados Unidos en caravana. Es una divertidísima comedia sobre lo que los humanos llamamos amor, esa búsqueda obsesiva que siempre es un viaje que nos moldea, condiciona, transforma.

El día en que Arnold Schwarzenegger anunció que quiere volver a salvar el mundo, esta vez no en plan Terminator sino en la vida real, coproduciendo el documental Wonders of the Sea 3D con el hijo del mítico Jacques Cousteau, una de las 20 pantallas del festival de cine más grande de España exhibió En realidad, nunca estuviste aquí (Lynne Ramsay), retrato descarnado de un sicario interpretado de forma imponente por Joaquin Phoenix. La película mereció los premios al mejor actor y mejor guión en el pasado festival de Cannes. Cuando la película va a terminar y un disparo en la cabeza te deja sin habla, ocurre que todo lo visto puede volver a reinterpretarse. ¿Y si el sicario en realidad fuera un pedófilo? La película es un vibrante ejercicio de cine contemporáneo.

El reverso de Disneylandia

Sin amor, de Andrey Zvyagintsev, último Premio del Jurado en Cannes es una sobresaliente película rusa que son dos contundentes retratos a la vez, el de una vida sin lugar para el amor y el de la sociedad rusa actual. Una pareja está en trámites de divorcio y el hijo, de 12 años, desaparece. El director de Leviathan (2014) dirige de forma soberbia. Esos planos de acercamiento o desplazamiento a elementos del escenario en apariencia inocuos que repite en varios momentos son motores de generar turbación. Sin amor es el horror de quien sabe que esa losa sobre la conciencia será perpetua.

Durísima también la francesa Custodia compartida (Xavier Legrand) que se llevó de Donostia el premio del Público a la mejor película europea. El filme es un intenso retrato de un padre maltratador que tiene los mejores arranque y final posibles. Visto desde las lágrimas y carreras del niño de once años Julien, la evolución degenerativa que sufre su padre es aún más violenta. En el final de la película Legrand nos hace sentir casi el mismo terror que los personajes. El público abandonó la sala aturdido y liberado.

El personaje de la pequeña de seis años Moanna (Brooklynn Prince) en The Florida Project (Sean Baker) es tan entrañable que nos devuelve a la memoria aquella imagen de la niña Scout en Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962). Moanna es la niña más malcriada del cine actual. Escupe, insulta, quema casas abandonadas. La película que se presentó en la Quincena de Realizadores del pasado festival de Cannes transcurre en los moteles de mala muerte de Florida que acogen a los trabajadores de la mayor zona de parques temáticos del planeta.