La veteranía es un grado. Al menos para Nuno. Así se refleja semana tras semana en sus alineaciones. El técnico ha solidificado su proyecto sobre el reciclaje de futbolistas que ya estaban en el club cuando él llegó el pasado mes de julio. Futbolistas de los que, en muchos casos e independientemente de la edad de cada uno de ellos, el técnico ha informado positivamente para que el club renueve sus contratos y formen parte de su proyecto durante el próximo lustro.
Por su enorme calidad, las nuevas contrataciones son las que han ayudado al equipo a dar un paso adelante y sobre todo a aumentar la competitividad de un bloque que, hace una temporada, no logró clasificarse para disputar ninguna competición europea. Meses después, el equipo depende de él mismo para acabar tercero y con ello lograr la clasificación directa para disputar la próxima Liga de Campeones. Todo un éxito. Una gloria que, entre otras variantes, se asienta en el buen hacer del cuerpo técnico que es quien ha sabido dotar al grupo de una personalidad muy definida y, limando aristas, crear un bloque muy compacto.
Con las ideas muy claras respecto al once, Nuno ha ido modificando el sistema de juego para ir encajando piezas sobre un dibujo que ha ido modificando en función del rival o las necesidades del equipo. El portugués, así lo demuestra, alinea a los mejores independientemente del padrino de cada uno. Curiosamente el último once, el que ganó contra el Elche, por ejemplo, fue muy similar al presentado en el primer partido de Liga en el que ocho jugadores ya formaban parte del Valencia la temporada anterior. Contra el Sevilla, Nuno confió de inicio en Alves en la portería; en defensa con Barragán, Vezo, Otamendi y Gayà; con Fuego, Parejo y Gomes en el centro del campo, con Rodrigo, Piatti y Alcácer en punta. Veintisiete jornadas después, cierto es que obligado por lesiones o sanciones, el técnico sólo hizo los trueques de Mustafi por Vezo y Feghouli por Rodrigo.
Uno de los pilares sobre los que se asienta el éxito del equipo llegó al Valencia hace tres temporadas y media (por él se pagaron 3 millones al Almería en mayo de 2011) y fue el pasado verano cuando renovó su contrato hasta 2019. Diego Alves, que con el Valencia se ha convertido en internacional brasileño, es el jugador que más minutos ha disputado esta temporada y con actos está respondiendo a la confianza que Nuno ha depositado en él. Es el portero con mejor porcentaje de paradas de la Liga (78,16%, le sucede Claudio Bravo con un porcentaje de 76,39 ). En 27 jornadas, el brasileño sólo ha recibido 19 goles. En la defensa, y en toda una declaración de intenciones por su juventud y porque el club invirtió en el fichaje de Lucas Orban 3'5 millones de euros, es Jose Luis Gayà el jugador más utilizado por el técnico. El canterano, valencianista desde los once años, ha superado las expectativas que en él se habían depositado. Es uno de los mejores laterales izquierdos de la Liga y por él se pelean los mejores equipos de Europa mientras el club trata de atarlo para convertirlo en uno de los puntales del Valencia del próximo lustro.
Cuanto menos es curioso el giro que ha experimentado la trayectoria de Antonio Barragán. El 30 de agosto de 2011, y a cambio de 1,8 millones de euros, llegó desde el Valladolid. En sus primeras temporadas tuvo un rol secundario y las críticas le acompañaron en sus actuaciones. Nuno, rebelándose al estatus establecido, apostó por Barragán, mandó a la grada a Joao Pereira y eligió a Cancelo como sustituto del gallego. Barragán, que sólo hace un mes renovó hasta 2017, ha sido titular en 23 ocasiones.
Otamendi y Mustafi, dos apuestas claras de Rufete, son fijos para el técnico. Son la pareja de centrales más deseada. Un muro en defensa y el arma que emplea el técnico en la estrategia en las acciones a balón parado.
Otra parcela en la que el técnico ha sabido exprimir y maximizar el potencial que ya existía, es en el centro del campo. Javi Fuego, a sus 31 años, atraviesa por su mejor momento profesional y con hechos se ha ganado una renovación que sólo queda oficializar. Sus estadísticas acallan cualquier crítica. Siempre sacrificado por el equipo, el asturiano es uno de los imprescindibles del técnico y toda una garantía en el centro del campo. Como también lo es Dani Parejo. Desde que llegó en junio de 2011 „se pagó por él al Getafe 6 millones de euros más la cesión del portero Miguel Ángel Moyá y un partido amistoso a disputar en el Coliseum Alfonso Pérez„ se confiaba en que acabaría siendo el alma máter del equipo. Y lo es. Tras rumores de posibles traspasos y cesiones, fue con Ernesto Valverde cuando el madrileño se consolidó en el once y empezó a exhibir con regularidad su calidad. Con Pizzi se ganó el brazalete de capitán y con Nuno está exprimiendo su faceta más goleadora (9 goles). Parejo, sin estridencias, se ha ganado la admiración de una grada que está expectante por ver cuando se concreta su renovación ya que su contrato expira en junio de 2016.
La irregularidad ha marcado la trayectoria de Feghouli. Es el más veterano del equipo (llegó en mayo de 2010) y quizás es Nuno el técnico que mejor está sabiendo conducirlo y hacerlo sentir importante. Atrás queda la desgana que le acompañaba en algunos partidos, ahora Feghouli se brinda al máximo al equipo bien desde el inicio o cuando juega como revulsivo. Pero quizás, la mayor perla con la que Nuno se ha topado sea con Paco Alcácer. El canterano lleva el gol en la sangre y, tras renovar el pasado mes de enero su contrato hasta el 2020, ya es uno de los abanderados de la nueva historia del Valencia.
Una ambiciosa etapa en la que el primer objetivo, porque así lo marca el propietario Peter Lim, es competir la próxima temporada en Europa. Y, partir de ahí, crecer sin techo.
