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Entrevista | Pablo Rodríguez (1955)

"Fui el primero que se rebeló en el fútbol, yo vengo de la mina"

El valencianismo le recuerda por su feliz irrupción en la Recopa del 80 y por su finísimo regate. Pero Pablo dejó huella, también, por defender los derechos del gremio.

El exfutbolista posa en Mestalla, el pasado miércoles. eduardo ripoll

Pudo ser minero o albañil, pero terminó siendo campeón de Europa con el Valencia tras una gloriosa aparición en Ibrox Park (Glasgow). Años antes se enfrentó a la federación española, que le había sancionado un año sin jugar por rebelarse contra el «derecho de retención» que le exigió el Sporting. Junto a Quino y otros compañeros, ayudó a establecer los derechos de los futbolistas con la creación de la AFE.

¿Cuándo supo que iba a jugar aquella noche en Glasgow?

Fue todo muy rápido. Felman no podía jugar por un tema administrativo y Di Stéfano me dijo que hiciese la maleta. Yo sólo había jugado unos minutos en la Liga ante el Rayo y el Athletic. El día anterior al partido, entrenando en el estadio, le dije a Pereira: «Mira, el banquillo tiene calefacción. Vamos a estar calentitos». Esa noche Di Stéfano se pasó por la habitación y nos dijo a «Subi» y a mí: «Ustedes mañana juegan». Buff, no pude dormir en casi toda la noche.

Ese día el valencianismo se encandiló con usted. La «ardilla» de Ibrox Park, le bautizaron.

Todo el equipo jugó bien, pero es verdad que me salió un buen partido. Subiendo y bajando, con el campo embarrado, como a mí me gustaba. Le dí una asistencia a Kempes en uno de los tres goles. Salvador Gomar, el gerente, fue el que me colocó aquel apodo.

Kempes dijo que se entendía muy bien con Pablo.

Era un placer jugar con él, además de ser un buen tío. Mario daba la cara siempre. A mí me gustaba encarar en la banda y entrar hacia adentro, como a «Saureta». En el gol del Camp Nou (cuartos de final de la Recopa: 0-1, en la ida; 4-3 en la vuelta en Mestalla) me barrió a la defensa hacia un lado. Yo había arrancado desde el medio campo y me fue abriendo pasillo.

El regate de Pablo creó escuela€

Bueno, me crié jugando en la calle con piedras. Entonces salían muchos regateadores. Me gustaba mucho pasar, hacer asistencias, el regate en corto. Era bajito pero no iba mal de cabeza. En el fútbol de hoy en día encajaría más. Me fichó el filial del Sporting, aunque podría haber sido minero como mi padre o mi hermano. Tenía ese carácter sindicalista. Me quiso fichar el Madrid, pero aparte de ser antimadridista había dado mi palabra al Valencia.

Siga, por favor.

El Sporting me quiso retener, me negué y la federación me sancionó un año sin jugar. Fui el primer futbolista que se rebeló contra el «derecho de retención». Me fui a hacer la mili y el Valencia me fichó para la siguiente temporada. Pasieguito me llamaba el «rojo». Quino (ex del Valencia) fue el primer presidente de la AFE y Cordero, Manzanedo y yo colaboramos pues no cotizábamos y los clubes nos podían retener con fichas muy bajas. La actual AFE es el resultado del trabajo de unos cuantos futbolistas de los años 70.

¿Sigue siendo igual de «rojo»?

Si ser «rojo» es defender los derechos sociales, yo soy muy «rojo». Me gusta Compromís, pero al final me he decantado por Pablo Iglesias.

¿Cuáles son sus mejores recuerdos en el Valencia?

Aquella temporada de la Recopa y la forma de motivar de Di Stéfano. El día que íbamos a Barcelona, concentrados en El Saler, tenía un dolor horrible de espalda, pues tenía un hernia discal. Le dije que así no sabía si iba a poder jugar. Di Stéfano me dijo: «¿Qué dices? Yo, en la quinta final de la Copa de Europa con el Madrid, tenía el tobillo como un camión y no me cabía la bota. Salí y marqué tres goles». Me subí corriendo la escalera del hotel, viajé, jugué de titular y marqué el gol. Me salió un partido muy bueno. Me trataba como a un hijo. Hace unos años, en un viaje a Madrid, me lo encontré y vino a darme un abrazo. «¡Hombre, Pablito. La que montamos en Glasgow!», me dijo.

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