Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

¿Qué fue de... Darío Felman?

"Antes los futbolistas íbamos en Ford Fiesta"

Felman aparece en el once de carrerilla del Valencia tricampeón de copas. Un delantero zurdo que el club fichó para complementar el ataque junto a Diarte y Kempes. Hoy siente nostalgia de aquel fútbol «más cercano» y familiar.

Darío Felman posa en el viejo cauce del Turia, el pasado jueves. josé aleixandre

¿Es cierto que a usted le ficharon por un torneo veraniego?

Me gané el fichaje en un Trofeo Gamper. Antes, los torneos de verano tenían prestigio, se llenaban los campos. Hoy se despachan rápido con un partido. Me salió un partidazo jugando con Boca ante el Schalke 04, en un Camp Nou lleno. Pasieguito estaba espiando.

Le dieron el puesto de complemento de Kempes, nada menos?

Era un sueño hecho realidad. Se fue Johnny Rep y aparecí yo para formar pareja de extranjeros con Mario. Jugaba Saura por la derecha, el Lobo y Mario por el centro y yo por la izquierda. Ten en cuenta que había jugadores nacionalizados, pero fue la primera gran época de desembarco de argentinos.

¿Qué tienen los argentinos que no tengan los demás?

Pues que los buenos jugadores, que los hay y muchos, tienen incorporado el sacrificio. El caso de Alfredo (Di Stéfano) es el ejemplo. Era un jugador de toda la cancha. Era un avión haciendo goles y defendiendo. Un adelanto para su tiempo. De los cinco mejores jugadores de la historia, tres son argentinos seguro. Pero lo lindo de aquel Valencia es que había 15 valencianos.

Felman era un extremo zurdo veloz muy difícil de parar? ¿le he definido bien?

Más o menos. Yo era un delantero sacrificado. No un 9 puro, sino tirado a la izquierda. Era un fabricante de goles. Llegaba al fondo y levantaba la cabeza para centrarla, porque si no me caía al foso. También marcaba goles. Yo perdía tres o cuatro kilos por partido.

Marcó dos goles decisivos para ganar la Copa de 1979, uno al Barcelona y otro al Valladolid.

Uff, sí, el 4-0 al Barça que culminaba la remontada, con un punterazo raso. Es una lástima que no haya encontrado ese gol en ningún sitio. El de Valladolid fue en semifinales. Se nos complicó un poco la eliminatoria jugando allí. Me llegó un balón largo cruzado y entré en diagonal y decidimos el partido. Y no olvido el gol en Nottingham en la Supercopa. ¡Marqué un gol de cabeza a los ingleses! ¡ A los ingleses! Pero si para eso había que subirse a un árbol?

¿Entonces el fútbol era más cercano?

Vivíamos mejor, más tranquilos. El club te exigía vivir cerca de Mestalla. El 90 por ciento vivíamos por Blasco Ibáñez e íbamos caminando del estadio a casa. Hoy van con guardaespaldas. Es una cosa de locos. El club debería poner a un exjugador para asesorar a los jóvenes que llegan. Que apenas se bajan del avión vean una cara conocida, porque esta ciudad te atrapa. Los futbolistas de hoy necesitan más asesoramiento. Todos andan en Ferrari. Yo recuerdo que en Valencia se instaló la Ford aquí y la mayoría íbamos en Ford Fiesta.

¿Cómo es su relación con el club?

Uno que va cumpliendo años se va poniendo más sentimental. Me pongo en la lista de los que no pedimos nunca. Creemos que cuando hay jugadores que pasan un mal momento, el club te va a llamar. Pero no es así. Yo hablo de los detalles, como que te feliciten en tu cumpleaños. Copiamos las cosas grandes de otros equipos pero no las pequeñas. Aquí «Saurita» hacía 27 años que no había venido a Mestalla. Me dijo que jamás había recibido una llamada. Somos tan grandes para unas cosas y tan pequeños para otras. Me gustó un reportaje que decía que dentro de 10 años el 10 por ciento de los que están jugando terminarán pidiendo ayuda a la Asociación de Futbolistas.

Le sancionaron por un problema con la nacionalización.

En un Argentina-Hungría jugué nueve minutos y aquello me «mató». Estaba Di Stéfano de entrenador, me llama y me dice que no podía viajar a Glasgow (en el partido en el que debutó Pablo en su lugar), que pasara por las oficinas. Me habían quitado la licencia de nacionalizado porque la federación dijo que había mentido, no había contado que había jugado con Argentina. Estuve 7 meses suspendido.

Estuvo de técnico en Boca y hace poco negoció con el Córdoba. ¿Le veremos más de entrenador?

Un día entré a hablar con Braulio para presentar un proyecto para el club y ya empecé perdiendo 1-0. ¡No me conocía! Ahora disfruto entrenando en Santa Ana (Albal). Le debo mucho al fútbol.

Compartir el artículo

stats