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El borde del área

Soberanía popular

Soberanía popular

Sigue siendo soberano el público. El de Mestalla, el de San Mamés, el del Ciutat, y cualquiera que pague una entrada (que baratas no son, y bastante esfuerzo le cuestan al personal) para acceder a un campo de fútbol. Otra cosa es la opinión que tengamos cada uno. Pero cuestionarle al público la soberanía popular del clásico «quien paga manda» es tan mediocre como intentar inventar hace algún año campañas para salvar el culo de algún confidente.

Sin excusas, el Valencia CF estuvo mal. Y Nuno estuvo peor. No entendí el once, ni el último cambio. Y clara muestra del tema del once es que el Valencia mejoró ostensiblemente tras los dos primeros cambios. Al descanso de la Liga te vas metido en Champions pero con cuatro partidos oficiales y una sola victoria en ellos. Cierto es que el equipo tiene bajas. Incluso hay que tener en cuenta que hasta esta noche a las 12 continúan abiertas «Galerías Mendes», y todo es posible, pero el personal anda mosca.

Aún así es evidente que hay un divorcio claro entre la grada y Nuno. No hay «feeling». Se nota. Esa exigencia de acumulación de poder que acabó con Salvo y Rufete fuera y con Nuno haciendo y deshaciendo «asesorado» por Mendes, no gusta.

Esta es la realidad. Mendes para lo bueno y para lo malo. En la salud y en la enfermedad... Así que la manera de personalizar que hay una parte de la gestión de este nuevo Valencia CF que no gusta, es la música de viento.

Para un servidor es un poco pronto. Pero es simplemente mi opinión personal. Nada más. No soy quién para decirle a usted que es injusto porque pita. Usted es soberano. Que nunca nadie le quite esa idea de la cabeza. Ni los mediocres que intentan salvar el culo a sus amiguetes. Puede que yo lo hiciera diferente, pero usted tiene todo el derecho del mundo a verlo así o «asá» y a expresarlo. Aunque alguno no lo haya interiorizado aún, el señor que decía en este país cómo había que pensar y que no se podía exteriorizar la discrepancia dejó de mandar en 1975.

Nuno dice que trabajará para convertir los pitos en aplausos. Que se ponga las pilas porque faena tiene. Con su equipo (sigo pensando que es pronto, y que la cosa mejorará) y con la grada, a la que no convence. Pero oiga, si usted quiere pitar, pite. Lo pensaba hace años y lo sigo pensando ahora.

Que no les engañen...

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