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Portero valencianista

Estabilidad emocional para brillar en la élite

El cancerbero de Almenara brilla partido tras partido después de llegar a la élite, pero él sigue con los pies en el suelo consciente de que aún no ha logrado nada

Estabilidad emocional para brillar en la élite

No es fácil alcanzar la élite, pero cuando lo tocas con la yema de tus dedos no quieres salir. En el fútbol han habido apariciones fugaces, jugadores que irrumpen con fuerza y rápidamente se difuminan en categorías secundarias, alejadas del glamour que significa pelear por el balón con Messi o Cristiano Ronaldo, por dar dos ejemplos. Y a Primera puedes llegar tras una formación moldeada con mimo, o por una concatenación de circunstancias. Con Diego Alves lesionado, el Valencia fichó a Ryan, pero se «rompió» y Nuno debía elegir entre Yoel y Jaume para defender el arco blanquinegro. ¿Experiencia o savia nueva? El entrenador portugués apostó por Jaume, cuya irrupción va unida a múltiples elogios. Cinco partidos lleva en la élite y con la excepción del partido ante el Zenit, donde encajó tres goles, siempre ha tenido paradas muy meritorias, de las que «suman» puntos. En Lyon, el cancerbero de Almenara quiere dar otro paso más para ayudar al Valencia.

Desde su estreno en Gijón, en la jornada tres del campeonato, su nombre brilla en liga. En Almenara, donde reside, nadie le ve cambiado y ese es precisamente uno de los secretos que le permiten tener estabilidad emocional. Con un calendario de competición vertiginoso, a Jaume no le da tiempo ni a ver con calma sus partidos por televisión. Uno de los mensajes que le trasladó el cuerpo técnico consistía precisamente en eso, en poner el foco siempre en el próximo partido. Es una manera de controlar las emociones, tanto si acabó el partido con sensaciones brillantes „Sporting, Espanyol o Granada„ o tras encajar tres goles, como fue en su bautizo en la Champions frente al Zenit. Al haber tan pocos días de un partido a otro, cuando pita el árbitro el final de un partido, en su cabeza ya está en afrontar el siguiente reto. Y tras un día de recuperación física, comienza la motivación y la preparación para el duelo que viene, trabajo en el que se combinan sesiones sobre el césped, charlas técnicas con su preparador Otxotorena, y análisis en imágenes del rival. El cuerpo técnico le prepara vídeos que ve tanto en su casa como en el hotel de concentración en lo que es un repaso a lo que va a enfrentarse; análisis sobre los delanteros rivales, situaciones de juego, jugadas de estrategia€

Morir luchando

Si el «Gato» de Almenara no ha tenido tiempo para repasar sus partidos, tampoco ha echado la vista atrás y realizar un primer análisis. Es tan grande lo que está viviendo que no quiere salirse ni un ápice de las vías trazadas por el cuerpo técnico, sobre todo porque ahí están sus actuaciones. Con un afán de superación y nivel competitivo innato, Jaume considera que es una obligación rendir a un gran nivel, no algo extraordinario. Lo considera su trabajo, para el es una obligación rendir al máximo, y ha sido tanto tiempo preparándose por un sueño, que ahora se agarra con fuerza a la tierra para que no le despiste.

Uno de los lemas que tiene incrustado a fuego el cancerbero es: «No te puedes preparar toda una vida para esto, y luego no morir peleando». El partido de Champions ante el Zenit fue el primero que vivió en Mestalla con él como actor principal, antes de jugar tenía inquietudes porque iba a vivir una experiencia nueva, pero luego se aisló. A veces las cámaras de televisión le captan hablando consigo mismo, pero él es así. Concentrado a tope, disfruta con sus intervenciones, pero como lo hace en los entrenamientos. Desde fuera puede parecer que celebra cada parada como si fuera un gol, pero eso no se ajusta a la realidad, ya que es la reacción que tiene en los entrenamientos. Los compañeros de equipo consideran que Jaume es una persona muy pasional, de ahí su reacción. Traspasa los límites para ayudar al equipo, tanto en un día normal de trabajo como el día de la competición.

La serenidad de su familia

Desde el día que firmó su renovación con el Valencia CF por tres temporadas, la familia del portero quiere darle normalidad a la situación, considerando que es la mejor forma de ayudarle. Y a pesar de que son muchos los focos que le alumbran, en su casa prefieren disfrutar del momento con serenidad y calma, como ocurría en meses anteriores.

Una vez dado el primer paso importante, como fue recibir de Nuno la confianza para seguir en el Valencia, los cinco partidos que lleva al máximo nivel sólo los considera primeras piedras de un camino que quiere convertir en algo sólido. Jaume se prepara igual si ha de afrontar un partido de Liga, o los de Champions, como el de mañana ante el Olympique de Lyon. Competir es algo innato para él, desde su interior irradia una fuerza que le motiva a superarse día a día para mejorar. Por eso ni en los malos momentos nunca perdió la fe en sus posibilidades.

En su hoja de trabajo siempre figura entrenar siempre a tope por si llega la oportunidad. Para Jaume es fundamental, pero ahora que está jugando con más motivos aún. Si no se rinde cuando está en un tercer plano, el cancerbero de Almenara sabe que si te confías nada más presentarse en la alta sociedad, puedes estar muerto. Reaccionar una décima de segundo más tarde que el rival puede significar perder un partido, y eso es responsabilidad del portero, de ahí la importancia que él le da a estar concentrado y siempre trabajar a tope.

Ahora vive un momento dulce, ha cumplido el sueño que él vio posible a base de trabajo y dejándose el alma y el corazón a diario, porque si uno da lo que tiene€ al final consigue las cosas.

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