Treinta y cinco paradas, siete goles encajados y un 83,3 % de acierto. Esos son los datos que avalan y encumbran a Jaume Domènech. El valenciano es el tercer mejor portero de la competición según la Liga BBVA. Su nombre, inédito en la élite hasta hace dos meses, se sitúa sólo por detrás de Keylor Navas (Real Madrid) y Pichu Cuellar (Sporting).
A estas alturas de la competición, jornada once, hay que retrotraerse doce años para encontrar unos registros similares en la portería del Valencia „cierto es que, en las dos primeras jornadas, fue Mat Ryan quien se situó bajo palos„. Hay que mirar los números de Santi Cañizares en la campaña 2003-4. El Valencia de Rafa Benitez, entonces, estaba situado segundo „por detrás del Deportivo„ y a Cañizares sólo le habían anotado siete goles. Esa temporada, el portero del Valencia acabó siendo el guardameta menos goleado y el Valencia el campeón de la Liga. Entonces, Jaume Domènech, tenía trece años y jugaba en el infantil del Villarreal. Cómo no, admiraba a Cañizares, «uno de los mejores del mundo», apunta con fascinación. Ahora es el que fue cuatro veces Zamora, quien disfruta viendo al castellonense bajo palos.
«Me gusta, Jaume es un portero que me gusta. Disfruto cuando lo veo jugar con la intensidad y atención con lo que lo hace. Me gustan sus gestos de rabia, para bien o para mal. Trasmite que vive los partidos», ensalza Cañizares que, tras su retirada de la competición, compagina las labores de comentarista y presentador con las de corredor de rallies. Precisamente, este fin de semana, junto a Ricardo Ranero ha participado en el Rally Comunidad de Madrid donde, con el Swift S1600, finalizaron duodécimos. Y es que, a los jugadores de élite les resulta complicado «aislarse» de la adrenalina que supone competir. «Me gusta Jaume „apunta poco antes de subirse a pilotar el coche„. Tiene mi actitud en la portería. Para él, ni el pasado ni el futuro existe porque lo importante es el presente», apunta tras incidir en el carácter y personalidad del portero de Almenara.
«Todo el que se pone en una portería psicológicamente tiene que ser fuerte. La portería, en la que estás sólo, te hace pasar por buenos y malos momentos. El portero encaja goles que no debería y salva goles extraordinarios. Es un puesto con muchos dientes de sierra y por eso los porteros somos gente rara pero con carácter», argumenta el exportero.
«Cañizares era uno de los mejores del mundo, una referencia para todos los que soñábamos con llegar algún día a la elite», lanza Jaume que ha aprovechado el parón para «descansar» y «desconectar». Del Valencia en el que Cañizares era más que un portero, el emblema del equipo, recuerda el trabajo «global» de todo el grupo. «Era un crío pero recuerdo perfectamente el equipo de ésa época, la primera liga de Benitez y, por supuesto, el doblete. Admiraba lo sólido que era el equipo en defensa» recuerda ahora que es él quien recolecta elogios semana tras semana. «De aquel once, recuerdo que jugaban de memoria, con una gran compenetración», lanza. «Admiraba la concentración con la que jugaban ya que eso es básico para encajar pocos goles. Sinceramente creo que al final esa es una de las claves del éxito de cualquier equipo», comparte, poco antes de disfrutar del fin de semana libre. «Siempre viene bien», suspira. Desde hoy, en su cabeza, sólo habrá un pensamiento: estar preparado física y mentalmente para poder jugar el sábado contra Las Palmas.
La concentración es, precisamente, lo que Cañizares ensalza del guardameta castellonense. «No es fácil asimilar lo que está viviendo. El salto de Segunda B a Primera es enorme», resalta. «Lo está haciendo bien. Juega con mucha valentía y se deja la vida en cada pelota. Con esta actitud mejorará en cada partido que dispute y en cada entrenamiento en el que participe» argumenta el exjugador que ahora está reviviendo sus comienzos en el futbol con su hijo que, también como portero, se está formando para ello en la cantera del Real Madrid.
Cañizares, eso sí, considera que con la vuelta a la competición de Mat Ryan se abrirá un nuevo escenario en el que Jaume deberá mostrar su madurez. «Tiene cualidades para ser el portero del Valencia pero esa decisión sólo le corresponde tomarla al técnico. Pase lo que pase, como profesional, está obligado a superar los fracasos y a saber convivir con el éxito. Ahí está su gran reto», explica el portero que, gracias a su carácter y confianza en él mismo, supo superar los reveses con los que se fue topando a lo largo de su carrera.
«Cuando estás metido en esa vorágine, todo se ve diferente. Debe saber que, cuando las cosas no le salgan tan bien como ahora, tendrá que refrescarse y resetearse y, que cuando todo sea positivo, no debe levantar los pies del suelo. Que no se crea los dimes y diretes y que sólo piense en su trabajo porque los mismos que ahora lo ensalzan por sus virtudes serán los mismos que destacarán sus debilidades», comparte desde la experiencia de haber sido uno de los mejores porteros de Europa.
«Mi forma de trabajar siempre fue la de vivir con ilusión, intensidad y atención los partidos y cuando veo a Jaume disfruto viendo cómo él disfruta de cada acción», incide Cañizares. «Es un jugador que transmite energía, emoción, liderazgo y mucha personalidad», resume.
Jaume, protagonista de muchos de los partidos que ha disputado por actuaciones determinantes, no quiere desviarse. Desde el club, le ayudan a ello. Fuera del campo, sus intervenciones se cuentan en cuentagotas. Temen que, con tanto elogio, se despiste. El pasado martes, tras la goleada al Celta, el jugador pasó por la sala de prensa. Dejó un mensaje: «Me he ganado ser portero del Valencia». Una valoración que comparte, «totalmente», Cañizares: «Está en el camino para jugar en el Valencia muchos años. Estaba en una edad en la que tenía que explotar y lo está aprovechando. Yo me quito el sombrero por sus actuaciones», elogia.
