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Off the record

Ya lo decía Aleixandre

«Toda la plantilla de la UD Las Palmas tiene el mismo coste que el fichaje de Álvaro Negredo»

Ya lo decía Aleixandre

Cuatro entrevistas y una cuenta de twitter después, nada ni nadie ha hecho más por humanizar al técnico del Valencia que Quique Setién. El entrenador cántabro desnudó en poco más de hora y media todas las carencias tácticas de un equipo cuyo coste cuadruplica al de su rival del sábado. Toda la plantilla de la Unión Deportiva Las Palmas „cifra oficial que su presidente, Miguel Ángel Ramírez, reconocía a principios de temporada„ tiene exactamente el mismo valor que la operación de traspaso de Negredo procedente del City: 32 millones de euros.

Afortunadamente „para ellos„, el presupuesto no incide en la capacidad de plantear un encuentro. Ni, por supuesto, de llevarlo a la práctica. Hundimientos semejantes nunca tienen un único responsable. No toda la culpa es de Nuno. Los jugadores no deben ni pueden salirse de rositas. Ni tampoco Peter Lim que sigue sin, directa o indirectamente, decir una palabra a miles de accionistas y/o abonados a los que el fútbol no les sale precisamente barato. Es más, si me apuran, ridículos como el de anteanoche deberían suponer una devolución inmediata del dinero.

Por razones primero atávicas y después profesionales, creo haber visto todos los partidos del Valencia desde la temporada 1987/88. El del sábado ha entrado directamente en el top ten de la galería de los horrores. Fue sencillamente indecente, a la altura de descalabros como un 0-2 en Copa precisamente ante Las Palmas con Valdano en el camarín, aquel 0-1 del Salamanca en el 97, un 1-0 en campo del Extremadura en 1998, el 0-3 del Athletic de Bilbao una noche que a Juan Soler le dio por sacar dientes y el 1-5 del Nápoles de Fonseca. Si alguno piensa que exagero, que revise las intervenciones de Jaume a disparo de Tana o Araujo. Por no hablar del balón que Momo envío a la Curva con toda la portería para él. Dantesco. El desenlace del partido lo dice todo: Las Palmas sacando córners como si no hubiera mañana y el portero del Valencia dibujando manos a diestro y siniestro ante la pasividad de su defensa. Ver para creer.

No es sencillo tirar de bisturí para analizar a un grupo de técnicos y jugadores capaces de golear en Balaídos para, dos semanas después, despeñarse sin ningún tipo de paliativos ante el tercero por la cola. Aunque sí pueden extraerse una serie de conclusiones muy evidentes. Sin necesidad de líberos ni pizarras cibernéticas. La UD Las Palmas tenía un plan para llevar la pelota de su portería a la contraria. El Valencia no. La UD Las Palmas supo obtener dividendos de su principal activo: el balón. Bigas para sacarla jugada como plan A y, cuando no era posible, Roque Mesa o Vicente Gómez retrasando la posición para buscar uno o dos pases que batieran líneas. Con paciencia, ganando la posesión como premisa innegociable. Si el cuero llegaba a tres cuartos de campo, Tana o Viera apareciendo por dentro. E incluso Araujo, que sacó de su posición a Mustafi siempre que quiso. Y así durante noventa y pico minutos.

El Valencia, mientras, fue incapaz de acertar con el sistema de presión. Perdí la cuenta de los rechaces y segundas jugadas que finalizaban en pies amarillos. Cuestión de actitud, sin duda, pero también de posicionamiento sobre el terreno de juego. Que Abdennour no es Otamendi aunque haya costado el doble es una evidencia palmaria. Anticipa poco y no tiene la jerarquía para adelantar al equipo, que se vuelve largo. Eterno. Una bicoca para jugones que viven del toque como la gran mayoría de peloteros a las órdenes de Setién. Así, a grandes rasgos, se escribe la radiografía de un baño. Que, gracias a la divina providencia, acabó en tablas.

Lo de Nuno Espirito Santo estaba escrito. Por mucho que acentúe la amabilidad, por mucho que, al fin, acceda a responder a lo que se le pregunta „es digno de agradecer„, por muy teatrales que sigan siendo sus ruedas de prensa, Mestalla se ha hartado. Y eso no lo cambia Twitter. Ni Facebook, ni Instagram ni el mismísimo Mark Zuckerberg repartiendo octavillas del portugués en las puertas de acceso al estadio. El personal le ha tomado la matrícula.

Ya lo decía mi añorado Aleixandre, se puede engañar a muchos durante mucho tiempo, incluso a algunos durante todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo. Y en esas estamos. Con ejemplos recientes que son más demoledores que cualquier columna de opinión. En cuatro partidos, la UD Las Palmas es más reconocible que el Valencia en temporada y pico. Señor Lim, ¿hay alguien ahí?

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