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Off the record

El problema sigue ahí

El problema sigue ahí

Porque Espirito Santo no era sino una pieza más del engranaje. La puerta de entrada al primer equipo para jugadores adquiridos a un coste, como poco, llamativo. Futbolistas con idéntica denominación de origen que „a excepción de Andre Gomes„ no han estado a la altura del traspaso que la entidad ha pagado por ellos. No hay más que analizar el rendimiento deportivo de Enzo Pérez, Rodrigo, Abdennour o Negredo. 112 millones entre los cuatro, que se dice pronto. Poco puede escribirse de Nuno que no se haya escrito ya. Le ha venido gigantesca una temporada Champions en un grande como el Valencia y, sobre todo, le ha erosionado hasta límites insospechados su poder omnímodo conquistado a base de palmaditas en la espalda y confidencias entre bambalinas y reservados. Ha acabado solo, entre tinieblas, Rey Sombra de un vestuario dócil que nunca terminó de entender sus rarezas y permanentes cambios de rumbo. La decisión que nos deja como epitafio retrata su paso por el club, sentando a Jaume Doménech, el cuarto portero de la plantilla cuando empezó la temporada, el héroe silencioso de tantas noches, para dar entrada a Matthew Ryan. Una determinación, otra, que antes de iniciarse el encuentro rumiaban los jugadores entre dientes incapaces de encontrar una explicación. Afortunadamente, no tendremos que sufrir más planes como el de Nervión, con cuatro mediocentros, con Enzo Pérez y Danilo pegados a la cal mientras Feghouli, De Paul o Bakkali calientan banquillo. Otro plan que no salió. Como el del Calderón, como el de San Petersburgo, como el del Power 8, como el de Gante€ Demasiados planes fallidos, demasiado humo, demasiada teatralidad. Todo eso, afortunadamente para la entidad, pasó anoche a la historia.

Pero queda el problema de raíz, el defecto estructural. Un propietario rico con un modelo deportivo miserable. Porque Peter Lim ha gastado 212 millones de euros en fichajes „a esta cantidad habrá que añadirle el generoso finiquito que recibirá Nuno Espirito Santo, renovado a comienzos de la pasada temporada por tres años„ pero no ha invertido ni un miserable céntimo en montar un armazón deportivo digno de un equipo que disputa la Champions League. Lay Hoon reconocía hace unos meses sin ningún tipo de reparo que ella misma, el ya ex técnico y Lim habían sido los responsables de la política de fichajes en el club. Le faltó añadir el detalle clave, el del asesoramiento permanente del agente Jorge Mendes, co-responsable absoluto del desastre de planificación que tiene al Valencia noveno en Liga y con un pie fuera de los octavos de final de la máxima competición continental. El equipo no dispone de un lateral derecho de marcado corte defensivo, ha invertido 35 millones de euros para paliar la salida de Otamendi y ni Abdennour ni Santos generan la mínima impresión de solidez ni fortaleza atrás, Enzo se parece demasiado a Javi Fuego y no le mejora en casi nada, hay overbooking de jugadores por fuera y carencias muy evidentes para generar juego vertical por dentro cuando Andre Gomes se constipa. Todo ello por no hablar por el descenso de prestaciones como club a la hora de peinar el mercado, contactar con agentes de jugadores que finalizan contrato o la dificultad con la que se encuentran los representantes de futbolistas de la actual plantilla cuando tratan de contactar con alguna autoridad deportiva del Valencia.

Está escrito desde hace meses aunque muchos, en la entidad y en Meriton, nos tildaran de agoreros. Por mucho que la sociedad tenga en la actualidad un máximo accionista que controla el 70% de las acciones desde su centro de mando en Singapur, en el fútbol manda la pelotilla. Y en el Valencia, Mestalla. Un entorno vivo, poderoso, exigente, puro nervio, capaz de poner y quitar entrenadores, directores deportivos, presidentes€ y propietarios. El personal no tolera provocaciones como las ruedas de prensa teatrales de su (ex) entrenador, la convocatoria de Rafa Mir „él no tiene la culpa„ o la suplencia de Jaume, sobre todo cuando el juego del equipo es tan pobre como esta temporada. El personal se enciende cuando busca explicaciones a la crisis de su equipo y se encuentra con la callada por respuesta, el silencio institucional de Lay Hoon o la sonrisa perenne de Kim Koh. Quiera o no, Peter Lim va a tener que comparecer en la ciudad y dar explicaciones, además de modificar su modelo de club. Empezar por la creación de una verdadera estructura deportiva, alejada del monopolio de un representante, sería una forma idónea de estrenarse en el propósito de enmienda.

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