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Negredo, la mitad del presupuesto del Villarreal

Negredo, la mitad del presupuesto del Villarreal

El fichaje de Negredo por el Valencia CF equivale, prácticamente, a la mitad del presupuesto del Villarreal, que está a once puntos de distancia. Los grandes equipos no se crean solamente con dinero. Tener posibilidades económicas favorece, pero no basta con ello. Es necesaria la planificación y el proyecto.

Para lograr un gran conjunto no hay que tener prisas. Es suficiente tener en el club gentes con sentido común y buena visión para ir completando la plantilla.

Los buenos secretarios técnicos conocen las necesidades del conjunto y cada año contratan jugadores que completen el plantel de manera eficaz. Los fracasos llegan cuando se echa por delante, y alegremente, el talonario, independientemente de lo que puede ser eficiente.

Las frustraciones son más rotundas aún si se invierte por encima de las posibilidades reales de la sociedad y, además, se contratan futbolistas de medio pelo cuya aportación es mediocre de acuerdo con su natural circunstancia futbolística.

En el Villarreal se hacen los fichajes con cuentagotas y con el placet del experto de la casa y el entrenador. Con ello, a pesar de todo, suele haber errores. Una cosa es la equivocación con un jugador que en lugar de ir a más ha hecho el camino contrario, y otra, fichar de acuerdo con los negocios de un intermediario, en este caso, Jorge Mendes, que busca más sus réditos que los del club.

En el Valencia hay futbolistas que antaño estarían en el Mestalla de Segunda. Hay jugadores a quienes se puede conceder el beneficio de la duda, mas siempre dentro de la idea de que su juventud puede favorecerles.

Tras los constantes fracasos de la presente temporada los dueños del club ya anuncian que el futuro está previsto para dos o tres años.

Un equipo mal confeccionado

Lim llegó como el maná y los mensajes del inefable Amadeo Salvo anunciaban la buena nueva para tiempos inmediatos. Ni un equipo que pueda codearse con los tres grandes, ni el proyecto de acabar el nuevo estadio van hacia delante.

El equipo está mal confeccionado y en el cambio de entrenador, en principio, tampoco parece que se haya encontrado la piedra filosofal. Gary Neville, respetable futbolista inglés, acudió al Madrigal con una vergonzante alineación. Puso en liza nada menos que tres centrales. Ello se explica porque para suplir a Otamendi hacen falta, al menos, tres.

La sufrida afición de Mestalla ha tenido tendencia a calificar de barraquero al entrenador de turno que ha osado tentarse la ropa. Neville, a quien hay que conceder tregua, de momento, es como el bañista que «deixa la roba al Grao».

Nos vendieron la idea de que venía para medio año y él mismo ya predica la idea de que se quiere quedar varios años. Sería ideal y muy plausible que su función fuera exitosa. Tendrá que arremangarse, y mucho, para convencer al personal que ya le ha visto miedoso.

Posdata. Feghouli no debe gustar a los dirigentes. Cambiaremos la seda por el percal.

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