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El borde del área

Dame veneno...

Dame veneno...

Q ué quiero morir. Como en la canción de Los Chunguitos. Y así fue el partido ayer del Valencia, veneno puro. Cicuta futbolística sin nada más que llevarse a la boca que las paradas de Ryan (aciertas con el portero que pongas, aunque otra cosa es la justicia de la decisión), una genialidad de un Negredo que no está para jugar y lo que siempre aporta Alcácer. Por mucho que le pese al frente «defendéis a Alcácer porque es de la terreta», sólo filias y fobias pueden sustentar un sólo «pero» al nueve de Torrent.

Y del resto, nada más. Pero nada de nada. Nada salvo el sonrojo, el cabreo y la vergüenza durante el partido, y el congojo, el susto y el miedo cuando te paras a pensar en frío.

Da igual ya el análisis futbolístico porque hace ya muchas semanas que no sólo falla el fútbol (que también). Pero por mucho que Gary Neville comience a hablar en las ruedas de prensa de realidades paralelas (salvo en lo de «intolerable» no coincido en nada más con él ayer), esto es mucho más grave.

De momento, Gary Neville no ha demostrado las cualidades deportivas por las cuales fue elegido por el propietario para dirigir este grupo. Sus números son de descenso. Así de claro, de directo y de sencillo. Sus vaivenes no ayudan en nada. Cada día un sistema, cada día un intento de idea, cada día un once. Ahora mismo el equipo está a la deriva en medio de ningún sitio y el timonel del barco no hace más que dar golpes de timón a un lado y a otro.

Y por supuesto los futbolistas. No es el estilo del nuevo director deportivo, Suso García Pitarch, pero hoy por la mañana debería irrumpir en ese vestuario pegándole una patada a la puerta y recordarles a los futbolistas dónde están y el respeto que deben mostrar con su actitud al escudo de la sociedad al que están enterrando en la basura de la vergüenza.

La actitud de ayer fue bochornosa, impropia de gente que tenga amor propio ni respeto por el escudo que llevan en el pecho. Llega el momento de recordarle a este grupo que la diferencia de actitud queda al descubierto (por encima del resultado) si comparas el esperpento de ayer con las ganas mostradas ante Barça y Madrid.

De aquellos polvos, todo este lodazal. Girarse ahora hacia el proceso de venta es tan estéril como obviar la lamentable planificación permitida por la propiedad. Si gestionas sólo en base de criterios empresariales, montarás una empresa y desharás un vestuario. Y las bases de un vestuario son el carácter, amor propio, y orgullo.

Sin la pasta de Mériton, estarías en la UVI. Con su gestión, te estás acercando bastante.

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