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Salvemos a los futboleros

Salvemos a los futboleros

El fútbol está tomando una dinámica, que se va acentuando en los últimos años, de alejar cada día más a sus protagonistas, lo jugadores, de la afición. Todo esto tiene que ver, al menos aquí en España, por la distribución de los ingresos que cada club recibe.

Ahora, el porcentaje de ingresos más importante que recibe un club proviene de los derechos de televisión y de los patrocinadores, depende del club y del país donde juegue. Hace unos años, la principal fuente de ingresos era la venta de abonos, los famosos pases de temporada y las entradas que se podían vender en los partidos más importantes coincidiendo con el famoso Día del Club.

Ahora, la aportación de los socios ya no es la más importante. Los clubes se desviven por alcanzar el mejor acuerdo de televisión, que ya se ha convertido en el primera pata de ingresos de un club, aunque éste no es el caso del Real Madrid o FC Barcelona.

Por otra parte, se trabaja al máximo para obtener nuevos patrocinadores y buscar las mejores marcas que puedan aportar a esa cuenta mágica de ingresos.

Por tanto, los aficionados cada vez van siendo menos importantes para fútbol, monetariamente hablando.

Para el Valencia CF, la aportación de los socios y las entradas vendidas sólo supone alrededor de un 20 % de los ingresos. Por tanto, el giro hacia la televisión y los patrocinadores es más que evidente.

Si se dan cuenta, cada vez hay menos actividad dirigida a los aficionados. Los jugadores andan más pendientes de sus marcas individuales y sus redes sociales que de un trabajo colectivo. La mayoría de los futbolistas tienen más seguidores que el propio club. Los entrenamientos, no sólo en Valencia, en casi todas partes ya están cerrados para siempre.

No hay actos de peñas, apenas hay actividades o comparecencias públicas, ni entrevistas personales, se ha perdido el roce con el aficionado. Incluso, algunos aficionados del Barcelona, por increíble que parezca, mostraron su malestar al club precisamente por la aplicación de una serie de normas que apenas dejan que el aficionado tenga contacto con el jugador. Tan importante son los títulos como el arraigo de su afición. Ahora es todo más virtual. Y si encima el equipo no gana partidos, el desapego es mayúsculo.

Hay clubes muy importantes en Europa que ya se ha dado cuenta de esta circunstancia. En Alemania, que las televisiones no mandan en la cuenta de ingresos, los estadios están siempre llenos. Apuesten por la gente y las políticas sociales. Bien hecho también dará dinero.

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