La galopante crisis del valencianismo afecta de lleno a todos sus frentes: despachos, césped y grada. El equipo sigue encallado muy cerca del descenso a Segunda y, a pesar de estar aún en la jornada 14, y quedar 72 puntos en disputa, todo un mundo, se respira una histeria propia de un club entregado, resignado a su suerte. La consigna del Valencia pasa por cerrar filas y tratar de proteger a una plantilla muy necesitada de autoestima. La presidenta Layhoon Chan se presentó ayer en la ciudad deportiva „ya lo hizo el sábado„ para saludar a los jugadores y cuerpo técnico. En juego está detener una crisis que ya ha erosionado a todos los estamentos de la institución.

Directiva

Un club sin una hoja de ruta ni capacidad de reacción

La crisis del Valencia tiene su origen en la ausencia de una hoja de ruta definida y los constantes cambios de timón del proyecto de Peter Lim. Tanto en la elección de técnicos, como con la improvisada política de ventas y fichajes. El resultado final ha sido el de un equipo devaluado en calidad y desestructurado, incapaz de competir. Ante esa realidad, la capacidad de reacción es impredecible porque el discurso oficial es cambiante. De la declaración de que había margen financiero para refuerzos en enero se ha pasado a decir que solo se optará a cesiones si previamente no hay más ventas. La responsabilidad en la toma de decisiones es otra incógnita. A tenor de los nombres por los que se ha preguntado, ligados al fútbol italiano, la influencia de Cesare Prandelli va en aumento en detrimento de la de Jesús García Pitarch. La propiedad del club parece sobrepasada. Lim ha introducido a la carrera cambios estructurales con la llegada de personal de su confianza, como el diplomático Anil Murthy. Sin un patrocinador principal y con hipotecas heredadas como la sanción de la Comisión Europea, Layhoon Chan fía la suerte de toda la gestión a la hipotética recuperación deportiva del equipo.

Primer equipo

Prandelli sigue sin desbloquear la ansiedad de la plantilla

La apuesta por un técnico experimentado como Cesare Prandelli no ha dado aún sus frutos tras dos meses. El efecto revitalizador se evaporó en una victoria en su estreno, en Gijón, y una digna derrota contra el Barcelona. El técnico italiano ha detectado el problema principal, que es el bloqueo psicológico, pero no ha logrado desatarlo en una plantilla joven y descompensada, que no soporta ni la presión de jugar como local y que tiene tanta ansiedad por ganar que ha renunciado al juego.

Afición

Castigada con dos temporadas en plena caída libre

El ánimo del aficionado está tocado. La hinchada asiste desconcertada a una caída libre iniciada en la temporada pasada, cuando hubo problemas para mantener la categoría. La asistencia al estadio, salvo ante el Málaga „lluvia, mal horario„ ha sido óptima. La afición es consciente de la delicadísima situación y un sector mayoritario reprobó a los ultras que protestasen por su situación con el partido en juego y el Valencia sufriendo.