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Sin excusitas

Sin excusitas

Palabras, ruedas de prensa, zonas mixtas€ Blablabla. Son solo frases al viento, pero algunas victorias también se sustentan a partir de ellas. En estas semanas de bajón en el rendimiento, de primeras dudas y el estreno de la etapa de incertidumbre, ha sido esperanzador ver el comportamiento verbal de los hombres fuertes del grupo.

Acostumbrados a años de largas letanías autojustificándose, disimulando desastres, queriendo negar lo evidente, es un buen signo que ante las primeras caídas el equipo reaccionara exigiéndose en lugar de permanecer en el confort de lo inmóvil.

Oigo a Rodrigo -¡a Rodrigo!- terminar de empatar en Las Palmas en un partido mediano que pudo traerse con tranquilidad, y en lugar de apelar a la reacción del equipo, o dejarse llevar por cuatro tópicos complacientes, levanta la bandera y avisa: «Debemos volver a la humildad del principio, hay que dar un plus más». Y añade: «Los rivales te conocen mejor y te tratan de una manera especial». Hay que escuchar a Rodrigo. Ha asumido un rol para el que nadie le había llamado y ya es uno de los capitanes en la sombra.

De repente un entrenador que en lugar de quedarse con las mieles del merecimiento, suelta seco: «Hemos perdido eficacia en las áreas, debemos exigirnos más». No pasa nada por reconocer lo evidente, ¿ves?

Cuando un equipo reconoce sus problemas abiertamente me transmite seguridad. No veo pizcas de melancolía ni impotencia, más bien una misión común que no admite apelar al confort de lo que ya se hizo. Pedíamos que el Valencia fuera serio y valiente también en la duda. Allí está.

Victorias como ante el Girona parten de una voluntad común de mejora. «Esto es el Valencia, el Valencia no espera», dijo Marcelino en referencia ocasional a Nacho Vidal. Solo parole parole, pero un buen signo de que que el equipo se exige y cultiva la presión propia. Mejor así.

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