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Exceso de facturas en los cajones, demasiadas adjudicaciones sin concurso público, desfase en el cobro de multas y descontrol en los sobrecostes y plazos de ejecución de las obras son los principales vicios del Ayuntamiento de Valencia. Así al menos lo señala la auditoría interna a las cuentas de 2008 donde una vez más se pone en entredicho el uso y abuso del "encargo a contrata" (adjudicación "a dedo"). Según el informe de fiscalización, el 71,3% del gasto de inversión de 2008 se realizó mediante encargo a una contrata, a la empresa pública Aumsa o a una empresa concesionaria (por concurso público sólo se adjudicó el 18% del gasto de inversión).

Las tres fórmulas citadas, apunta el auditor, "no constituyen estrictamente modalidades de contratación" pese a lo cual "han venido aumentado paulatinamente", si bien en 2008 el porcentaje se redujo un punto en relación a 2007. Sin cuestionar la conveniencia del uso de este procedimiento, el auditor insta a las concejalías ha aportar informes justificativos de los encargos a contrata, que el gobierno local defiende por ser un método más ágil. El porcentaje de gasto general contratado a través de esta fórmula "sui generis" ascendió el año pasado al 51,9%, porcentaje similar al de 2007.

Un 26% de contratos con reparo

Por otro lado, el porcentaje de contratos con "observación significativa" ascendió en 2008 al 26% lo que representa un 27% del gasto contratado. Comparando con 2007, se ponen reparos a menor número de contratos pero por una cuantía económica mayor. Los gastos sin autorización ni fiscalización previa o sin cobertura presupuestaria son las principales incidencias señaladas .

Por lo que respecta a los reconocimientos extrajudiciales de crédito, las llamadas facturas en el cajón, el auditor señala que "los gastos sin cobertura han aumentado", en concreto, un 21%. La implantación de la cuenta 413, una innovación del plan estatal de Contabilidad Pública cuya finalidad es mejorar la transparencia de las cuentas de los ayuntamientos, no ha enderezado la situación. Es más, según el auditor, el problema ha empeorado.

Tras dos años de la puesta en marcha de esta cuenta especial donde las concejalías están obligadas a declarar sus facturas pendientes "se ha registrado un empeoramiento de los índices de deuda con los proveedores". Entre 2008 y 2009 se han sacado 82,7 millones de euros de facturas en el cajón, de los que sólo 58,9 estaban en la cuenta 413. El resto (23,7 millones) no se declararon en dicha cuenta como debería ser "para dar una imagen fiel del patrimonio de la entidad", señala el auditor.

Ferrer denuncia el "doble fondo"

El 80% de las facturas sin cobertura de 2008 y 2009 no declaradas en la cuenta 413 se reparten entre el servicio de Alumbrado Público, al Ciclo Integral del Agua y la Policía Local. El departamento de Juan Vicente Jurado "se olvidó" de registrar en 2008 y 2009 facturas de farolas por importe de 4,7 millones de euros.

El edil socialista Juan Ferrer ha denunciado repetidamente el descontrol en los reconocimientos de crédito y la existencia ya no de facturas en el cajón sino de "un doble fondo" para este tipo gastos.

El informe también deja en evidencia la mala gestión en el cobro de multas. El cambio de contrata (de Tribugest a Martínez Centro de Gestión) no ha mejorado los escuálidos niveles de recaudación. El ayuntamiento ingresó el año pasado 7,9 millones por multas, apenas un 20% de los 39 millones de derechos reconocidos, lo que arroja un desfase de 32 millones. El porcentaje ha empeorado en relación al año anterior cuando se cobró el 36% de multas impuestas.

En cuanto a las liquidaciones de obra, el equipo auditor recomienda "mayor rigor en la redacción de los proyectos de obra" así como reforzar el control de los plazos de ejecución y los sobrecostes.

La auditoria de ingresos denota que la crisis no afectó sustancialmente a los impuestos. El IBI se liquidó según lo previsto mientras que el ICIO (que grava la construcción) aumentó en tres millones de euros gracias al nuevo Mestalla. Sí descendieron un 31% los ingresos por plusvalías, lo que indica que el año pasado ya hubo una significativa reducción de las operaciones de compra-venta. En contra de lo que cabría esperar por la crisis, en 2008 los valencianos compraron más coches y la liquidación del impuesto de circulación aumentó casi un 4%.