El Convento de San Vicente de la Roqueta, más de 30 años después de que las últimas monjas agustinas lo abandonaran, aún no tiene un uso público definido, pero parece que tendrá una segunda oportunidad. El Ayuntamiento de Valencia, propietario del edificio, ha previsto en las cuentas para 2010 una inversión presupuestaria de 2.833.625 euros para evitar que la Roqueta termine por derrumbarse.

Como contó este diario en su edición de ayer, el deterioro del edificio ha alcanzado tal grado que algunas partes de la cubierta han llegado a venirse abajo. Concretamente, varios metros cuadrados de tejas se han desprendido los últimos días en la parte de la techumbre más cercana al patio del contiguo colegio de los agustinos.

Además, fuentes de la parroquia que forma junto con el convento abandonado el conjunto histórico de San Vicente de la Roqueta señalaron que hace dos años aproximadamente una parte del techo también se derrumbó. La situación era ya tan precaria que ni los técnicos municipales se aventuraron entonces a entrar al convento para comprobar los daños in situ.

La cantidad de 2,8 millones presupuestada ahora para 2010, cuyo proyecto cuenta con el sintomático nombre de "obras emergencia Monasterio San Vicente", tiene por objeto comenzar a consolidar la estructura para una futura puesta en valor del edificio.

La iniciativa llega in extremis, tras tres décadas de abandono del conjunto histórico y después de que en los últimos años se hayan propuesto multitud de proyectos para dar un destino al edificio sin que ninguno pasara de mera intención.

La asignatura pendiente

Precisamente, desde el PSPV denunciaron ayer el retraso histórico en los trabajos de rehabilitación de este monumento. "La Roqueta es la gran asignatura pendiente de Rita Barberá a nivel patrimonial. No hay una definición del uso del convento: ha cambiado año tras año sin que se concretase y hemos llegado a una situación dramática de pérdida artística y con posibilidad real de derrumbe", señaló el concejal socialista Juan Soto.

En línea parecida, hace unos días la consellera de Cultura, Trinidad Miró, apuntaba durante su visita a las obras del Convento del Carmen que todos los conventos de la ciudad están rehabilitados o en proceso de rehabilitación, con la única excepción del de la Roqueta.

El complejo de San Vicente de la Roqueta es uno de los edificios más emblemáticos de la Valencia vicentina. Según la tradición, es allí donde fue enterrado el diácono aragonés que fue perseguido y martirizado en Valencia durante la persecución romana a los cristianos a principios del siglo IV.

La iglesia permaneció abierta al culto cristiano durante la dominación árabe. Tras la reconquista de Jaume I se construyó el monasterio, que tuvo como últimas inquilinas a las agustinas, hasta 1973. Pese a que su destino era el derribo, una iniciativa promovida por el intelectual Manuel Sanchis Guarner lo salvó de las excavadoras en 1978. Pero no así del abandono de las instituciones y del deterioro, que lo han llevado a su estado actual de peligro de desplome por ruina.

El proyecto de consolidación no conlleva por el momento la fijación de un destino para el complejo.

Desde el PSPV, Juan Soto exigió ayer que se le otorgue al edificio un "uso civil y laico, dado que se trata de una propiedad municipal". Recordó que en los últimos tiempos su grupo ha propuesto la conversión del convento abandonado en un "centro internacional contra la tortura y por la cultura de la paz".

De un modo u otro, en los últimos lustros el monasterio ha sonado como sede de muchos organismos sin que se haya concretado nada. Se propuso el edificio como hogar de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL); también como instituto y como sede del Centro Internacional Sorolla, hemeroteca e incluso como Tribunal Internacional del Agua. Nada cuajó.

Las cubiertas que sí encontraron hueco en el reparto de fondos

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Pese a la partida de 2,8 millones presupuestada para consolidar el monasterio de San Vicente de la Roqueta, prácticamente en ruina, el complejo histórico ha estado arrinconado dentro de los proyectos de recuperación patrimonial del ayuntamiento y la Generalitat en los últimos años. Un abandono que ha llegado al punto de motivar el desprendimiento de parte de la cubierta del convento.

El estado de la techumbre de la Roqueta y su situación de abandono resulta llamativa, por contraste con algunas iniciativas que en los últimos meses sí han encontrado un hueco en el reparto de fondos. Sin ir más lejos en los proyectos presentados por el Ayuntamiento de Valencia a los diferentes planes Zapatero de inversión local.

Proyectos como la cubierta «vegetal» para el mercado de Russafa, que han recibido las críticas de la oposición por considerarlo «innecesario en tiempos de crisis». Se trata de un tejado de hierba con sistema de riego que supondrá un bocado de casi 700.000 euros al segundo plan Zapatero. La propia Rita Barberá se inspiró en un mercado con cubierta verde que vio durante una visita a Milán, e impulsó el proyecto para 2010.

Tampoco ha estado exenta de polémica la cubierta de «trencadís» plateado en el Palau de la Música, una medida que nunca se había planteado —a la igual que el arreglo de las goteras, también incluido en el primer fondo estatal— en las dos décadas que ya cuenta el recinto cultural, hasta el anuncio del plan de inversión. El forro de azulejos rotos para el auditorio pareció a muchos un capricho innecesario.

Finalmente, otro arreglo que esperaba en el cajón hasta la llegada del dinero de Madrid ha sido la recuperación de la estructura de las naves de madera de la Cross, una de las cuáles albergará un polideportivo