La degradación y el expolio amenazan seriamente la alquería de la Torre, un ejemplo de arquitectura rural que el Ayuntamiento de Valencia acaba de proponer como Bien de Relevancia Local en el catálogo de bienes protegidos de la revisión del PGOU de Valencia. El inmueble, tal como denunció la entidad cultural Cercle Obert, está totalmente abandonado y se ha convertido en un vertedero donde se acumulan toneladas de desechos. La alquería ha sido ocupada en varias ocasiones y ha sufrido incendios.

Los frescos, las grisallas (pintura en tonos de gris, blanco negro que imitan relieves escultóricos o recrean espacios arquitectónicos) y azulejos que decoran, entre otras estancias, la cocina, los techos y chimeneas del salón de los señores corren peligro de expolio.

El autor del catálogo de bienes protegidos del ayuntamiento, el arquitecto Miguel del Rey, señala como "elementos a conservar" por su interés los frescos con escenas y utensilios de cocina y con motivos florales que decoran las paredes de la alquería. El experto en arquitectura rural aconseja, asimismo, la protección integral del "precioso horno de pan" y la recuperación del mobiliario de la alquería del que, a juzgar por las imágenes difundidas por Cercle Obert, apenas quedaría nada.

La entidad cultural ha instalado al Ayuntamiento de Valencia a exigir responsabilidades por el expolio de la alquería al dueño, el Valencia C.F.

La alquería del siglo XVIII se encuentra en el entorno de protección del Bien de Interés Cultural de la alquería dels Moros y forma parte de la futura ampliación del Parque de Benicalap.

La alquería fue adquirida por el Valencia C.F. en el proceso de permuta de terrenos para la construcción del nuevo estadio en Corts Valencianes. Según fuentes municipales, la entrega a la ciudad de la alquería no se ha formalizado por un problema de inscripción en el registro, aunque las obras del estadio empezaron hace años (en la actualidad están paralizadas).

El club se comprometió a entregar a cambio de la parcela municipal de Corts Valencianes, valorada en 45,4 millones de euros, 17 millones en metálico y 15 parcelas, valoradas en 27,9 millones, repartidas por en distintos puntos de la ciudad, entre ellos Benicalap, la nueva Fe y Fuente San Luis.

Del Rey señala en la ficha de la alquería de la Torre que el edificio es "recuperable". Aconseja la protección "integral" del edificio principal, de la casa anexa y de la torre y propone mantener el jardín y sus árboles centenarios.