Algo olía mal en la depuradora de Pinedo. Años de sobrecostes, gastos escandalosos y hasta facturas hinchadas habían ocasionado un déficit en las cuentas de la Empresa Metropolitana de Aguas Residuales (Emarsa) de más de 15 millones de euros. La situación era insostenible y se acercaba la Asamblea que debía aprobar las Cuentas Generales del 2009 y que descubrirían el pastel. A 20 días de este encuentro en que todo iba a salir a la luz, el gerente negoció a la baja un nuevo contrato con la firma que llevaba el mantenimiento de las estaciones del bombeo del colector Oeste, Gea Manuel. Esta empresa, que es propiedad de los cuñados del alcalde de Moncada y vicepresidente primero de la Diputación por el PP, Juan José Medina, aceptó misteriosamente rebajarse sus emolumentos a casi la mitad de lo que había percibido desde 2005. En concreto, las horas de trabajo pasó de cobrarlas a 22 euros a hacerlo a 12, y por realizar las mismas tareas.

Gea Manuel entró en 1996 de la mano del concejal del PP en el Ayuntamiento de Valencia, Juan Vicente Jurado, según reconoció la propia empresa a este periódico. En 2005 firmaron un contrato, rubricado por el ahora imputado por estafa Esteban Cuesta, por "la realización de todos los trabajos de mantenimiento del alumbrado de las estaciones de bombeo del colector Oeste". Cada hora trabajada la cobraban a 22 euros, una cantidad más que generosa. Cinco años después y a días de que todo saltara por los aires decidieron pactar con el gerente 10 euros menos por hora trabajada, lo que reduciría con creces los 1,6 millones que facturaron durante sus años de vinculación con la empresa pública ahora liquidada.

Tras estallar el escándalo y hacerse públicas todo tipo de irregularidades en la gestión de la depuradora se decidió liquidar Emarsa y ceder su gestión en el mes de agosto a una UTE liderada por Aguas de Valencia. La nueva concesionaria eliminó a todas las subcontratas, entre las que se encontraba la de los cuñados del alcalde de Moncada. Llama la atención que estos trabajos de mantenimiento los están realizando en estos momentos los propios trabajadores de la depuradora, con lo que están ahorrando a la planta hasta 600.000 euros al año, si nos atenemos a la facturación de Gea Manuel en 2009, el ejercicio donde se le fue la mano a los gestores de Emarsa.

Esta renegociación del contrato denota la preocupación por cerrar una herida que ya había afectado a la arteria principal la empresa pública. Y es que la crisis económica fue quien hizo estallar la burbuja de Emarsa. Mientras hubo agua que depurar y una Generalitat que pagaba puntual y generosamente, el derroche perpetrado por la dirección de Emarsa no se notó. Las cuentas cuadraban. Nadie preguntaba. Con las penurias económicas agudizadas en 2009 y 2010, los valencianos consumen menos agua y los polígonos vierten menos al Colector Oeste. Los ingresos de Emarsa caen dramáticamente, tanto como los metros cúbicos de agua sin depurar, mientras los gastos sin justificar están en pleno apogeo. Aparece el déficit de 15 millones de euros y llegan los nervios que entre otras cosas motivan la renegociación de contratos como el de Gea Manuel que debían haber salido a contrato público. A partir de ahí todo es conocido. Sueldos millonarios, facturas inverosímiles y cobros por trabajos no realizados. El fin de una empresa que podía haber sido rentable.