Los acampados en la plaza del Ayuntamiento permanecerán allí el tiempo que quieran, pues, según reiteró ayer la Delegación de Gobierno de la Comunitat Valencian, la decisión de irse "la tienen que tomar ellos" y el único papel que se adjudica la institución es el de "ejercer una labor de conciliación".

En este sentido, y como ya comentó el pasado viernes la delegada, Ana Botella, se contempla el movimiento 15-M como "un colectivo que ejerce su derecho constitucional de reunión" por lo que según indicó, "no hay ni novedades ni ningún cambio", en la postura de la Delegación.

Para ciertos sectores de la opinión pública, con el anuncio de la disolución de los campamentos de Barcelona, Lleida, Pamplona, Cádiz y Huelva, entre otros, el fin de la acampada de Valencia parecía inminente y de hecho, como indica a título personal Víctor Cebella, de la comisión de Acción "muchos acampados quieren irse a casa, porque están cansados". Sin embargo, al menos de momento, esa posibilidad no se contempla en la 'plaça del 15 de Maig' de forma oficial. De hecho, durante la tarde de ayer, la posible fecha para una retirada ni siquiera era uno de los puntos a tratar en la asamblea. "Las ganas de irse están en el aire, pero hay que hacerlo de forma organizada y no perder fuerza", explica Cebella. Tras más de 20 días de acampada, el miedo de los "indignados" es que el movimiento se diluya y desaparezca una vez se abandonen las plazas. Por ello, y a pesar del agotamiento físico y mental de los más comprometidos con el movimiento, sin una resolución asamblearia será imposible retirar tiendas y toldos. En cualquier caso, la expansión por los barrios parece imparable y ya se contempla como un vehículo paramantener vivo el espíritu del 15-M sea cual sea el horizonte al que se enfrente la acampada de la plaza.

Garantizar la democracia

Frente al "laissez-faire" institucional en los campamentos, Botella sí aseguró que la Delegación pondrá "todos los medios " para garantizar que que la toma de posesión del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, transcurra "con normalidad". La delegada realizó ayer estas declaraciones después de que el movimiento 15-M manifestara el pasado domingo su intención de llevar a cabo una "acción reivindicativa" durante estos actos en distintas ciudades del Estado.

En este sentido, Botella afirmó que se encargará de que tanto la tm de posesión de Camps como la de Barberá transcurrirán en un ambiento "pacífico", de "libre expresión y comunicación de ideas pero respetando también el derecho de la democracia a seguir sus trámites". A pesar de ello, Botella se mostró convencida de que, teniendo en cuenta "cómo ha discurrido hasta ahora todo el tema de las manifestaciones" convocadas por el 15-M, estas protestas también serán "pacíficas, tranquilas y reivindicativas ideológicamente".

La delegada subrayó que la constitución de ayuntamientos y del parlamento valenciano es "un momento siempre feliz para la democracia" y asimismo, indicó que en España llevan "años de democracia luchando por garantizar estos derechos" por lo que se comprometió "a seguir manteniéndolos".

Los comerciantes de la plaza observan el 15-M entre el apoyo y la indiferencia

Conforme pasan los días la relación entre comerciantes de la plaza del Ayuntamiento y acampados se matiza. Tras un primer momento de recelo, y una luna de miel debido a la llegada de curiosos a la plaza que recalaban en los bares de la zona, los negocios contemplan ahora a sus vecinos "indignados" con cierta apatía. Para Andrés Munévar, de la Cafeteria Ateneo, el cambio de los últimos días en la acampada es evidente: "No va a terminar bien, ahora es un asentamiento y no tienen nada concreto. Los primeros días venía gente y les apoyaba, se estaban un buen rato con los chicos, ahora preguntan: ¿estos aún siguen ahí?"

Por su parte, Trini Olmeda, encargada de L'Espresso, señala que durante la primera semana "había más faena, porque venía gente a verlo y se pedía algún café". "No han causado molestias, así que no nos afecta si se quedan" explica. En cuanto a los comercios de flores de la plaza, que conviven de forma más próxima con los acampados, la responsable del puesto Nº6, dice estar "cansada" de hablar del tema. "A mí me da igual que estén si no molestan" explica esta florista, quien asegura que "no hacen daño a nadie". Vicente García del tenderete nº12, afirma que el problema es "la gente acoplada", ajena al movimiento "que viene a la plaza porque sí, para que les den comida gratis". Según Vicente, estos advenedizos que diferencia de los verdaderos acampados, "perjudican, porque si vienes a por flores y hay malos olores y suciedad, molesta a los clientes". "Lo hemos hablado con los responsables de la acampada, pero dicen que no los pueden controlar, que el campamento es para todos" explica. Del mismo modo, indica que el bullicio en la plaza no ha aportado a los floristas "ningún beneficio, a los bares sí, pero a los puestos de la plaza, nada de nada" l. m. valencia