Durante las dos primeras décadas del siglo XX un reducido grupo de arquitectos valencianos bebieron en la corriente del «Jugendstil» (estilo joven) o Sezession vienesa, un movimiento artístico cultural nacido en Viena a finales del siglo XIX. El «Jugendstil» apostaba por la libertad artística y la modernidad como ruptura frente al Art Nouveau franco-belga. Esta influencia en Valencia fue posible porque desde finales del XIX no existía ninguna escuela de arquitectura en la ciudad y arquitectos de la talla de Demetrio Ribes (1875-1921), Vicente Ferrer Pérez (1874-1960) o Vicente Sancho Fuster tuvieron que trasladarse a Barcelona y Madrid par embeberse del «Sezzesionstil», no en su formación (de corte clásico) sino gracias a sus inquietudes.

De aquella inspiración nacieron edificios tan hermosos como la Estación del Norte o el Edificio Ferrer de la calle Cirilo Amorós de Valencia que han superado el paso del tiempo junto a 14 edificaciones más que ahora protagonizan una serie de rutas guiadas y una exposición en el Museu d´Història de València. La idea surgió de la tesis doctoral de la arquitecta María Mestre Martí, realizada a caballo entre las ciudades de Valencia y Viena, por sugerencia de Vicente Mas Llorens, director del departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Politécnica.

Y fruto de este intenso trabajo se ha elaborado, además de la exposición en el Museu d´Història, el libro «Viena en la Arquitectura Modernista de Valencia. Influencias de la Arquitectura del «Jugendstil» vienés en el modernismo de Valencia». En ambos casos, María Mestre ha contado con colaboradores de lujo como Forum Unesco, la Cátedra Demetrio Ribes, el Archivo Histórico Municipal y el de Vetges Tu i Mediterrània. Y algunas familias han cedido bienes originales para la exposición como el Archivo Gráfico Valenciano José Huguet, la Familia Ferrer-Bradley, María Luisa Torner Ferrer, Inmaculada hernández Castillo (de Hernández Mompó decoradores) y la familia Mira Franco. Esta colaboración permite admirar de cerca el plano original del diseño de los primeros ensanches de Valencia o el mobiliario de época de la Casa Ferrer, en Cirilo Amorós.

Otros edificios no han corrido tanta suerte y cayeron víctimas de la piqueta, como el cine Lírico en la avenida del Puerto, el Gran Teatro o el Teatro Martí de Francisco Almenar Quinzá (1876-1936) ya derribados, o el Cine Caro en el Barrio del Carmen, del que sólo queda la fachada «y no íntegra» al integrarse en el proyecto del nuevo Colegio Santa Teresa en el Barrio del Carmen. La arquitecta María Mestre reconocía ayer que, a principios del siglo XX, el «Jugendstil» «se recibió en la sociedad valenciana con cierto rechazo y, de hecho, no llegó a cambiar el eclecticismo imperante». Pero casi un siglo después se les rinde tributo con una exposición, un libro y visitas guiadas por la ciudad.