Los perros del refugio de Benimàmet fueron vacunados ayer contra el moquillo, que en los últimos días se ha cobrado la vida de 11 perros que fueron sacrificados para evitar "un mayor sufrimiento de los mismos", tal como explicaron ayer fuentes de la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Valencia. La perrera permanece cerrada y no se tramitan adopciones para evitar que la enfermedad se propague más allá del refugio de Benimàmet.

En estos casos, según detallaron ayer las mismas fuentes, se mantiene a los animales en cuarentena y se precintan las zonas afectadas. Además, se hacen pruebas a los perros con posibles síntomas. Los perros que dan positivo se sacrifican para evitar que diseminen el virus "y el sufrimiento del propio animal". Los que tienen un test dudoso o negativo con síntomas permanecen separados del resto de animales un mínimo de 15 días, tras los cuales se vuelven a testar. Los negativos se vacunan con vacuna monovalente inactivada, con el fin de crear anticuerpos, lo que se produce en un plazo mínimo de 5 días desde la inoculación del moquillo.

Una ONG se ocupó ayer de vacunar a los animales y cuidará a los perros enfermos "con el objetivo de que no haya más muertes". De los 200 animales únicamente se han sacrificado a 11, "por necesidades estrictas evitando así un mayor sufrimiento de los perros".

Según la investigación del consistorio, el contagio se produjo por vía aérea, como consecuencia "de un cachorro portador asintomático". "Se puso en marcha el protocolo de actuación", explicaron las mismas fuentes, que destacaron que continúan las colaboraciones en cuanto a limpieza general de las instalaciones con el objetivo de mantener las condiciones higiénico-sanitarias que se requiere en la perrera.