La caída de la actividad callejera en Velluters no significa que haya caído en la misma medida el ejercicio de la prostitución en el barrio. Ahora, explicaron fuentes policiales, lo que está pasando es que las mujeres y los clientes se están refugiando en los locales. Allí se negocia el encuentro y se consuma, algo que antes se hacía a plena vista de los vecinos.

Por este motivo, la Policía Local de Valencia, que en oleadas anteriores cerró hasta seis locales del entorno del barrio chino, tiene previsto realizar una batida por los bares, pensiones y hostales de la zona para cerciorarse de que cumplen con todas las exigencias legales y de que no acogen una actividad para la que no tienen licencia. Será no sólo en las calles Viana o Balmes, sino también al otro lado de la Avenida Barón de Cárcer, en el entorno de Adressadors, Linterna etc., donde se ha desarrollado en los últimos meses tanta actividad o más que el tradicional barrio chino.

Los vecinos de Velluters ya advirtieron de que la presión sobre las prostitutas y sus clientes en la calle haría que las mujeres se refugiaran en los locales y fueran explotadas por sus propietarios. Advirtieron incluso de una subida de los alquileres que cobran por el uso de habitaciones.

Los vecinos temen, así mismo, la proliferación de pisos particulares donde se ejercer la prostitución, un tipo de «locales» ante los que la Policía Local se siente indefensa, pues al tratarse de domicilios particulares no es posible aplicarles ni la nueva ordenanza de la prostitución ni tampoco la legislación sobre espacios públicos.