Al grito de «sí se puede» y con una amplia sonrisa de alivio dibujada en el rostro, Raquel Batllés celebró ayer junto a los miembros de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) la «victoria» de su vida. Finalmente, después de una negociación con Novacaixa Galicia que se ha prolongado durante tres meses, esta joven madre de dos hijas, sin empleo desde hace un lustro, podrá seguir viviendo los próximos tres años en el piso que habitaba con sus niñas tras superar un episodio de violencia doméstica.

Raquel, que asegura haber cumplido con todos los pagos del alquiler, iba a ser desahuciada el pasado mes de julio debido al impago de la hipoteca por parte del propietario, actualmente en paradero desconocido. De hecho, la entidad financiera procedió a desalojar el piso sin saber que Raquel lo estaba ocupando en régimen de alquiler, según apuntaron ayer fuentes de la caja gallega.

Con la ayuda de la PAH, esta mujer obtuvo entonces un permiso judicial de tres meses para seguir en el apartamento, mientras la plataforma trataba de alcanzar un acuerdo con el banco para resolver la situación, crítica para Raquel, quien sólo percibe 426 euros mensuales de prestación social. Ayer, el resultado de las negociaciones entre las dos partes desembocó en un nuevo contrato de régimen de alquiler social, de tres años de duración y con la opción de ser renovado un año más. El pacto especifica que Raquel deberá pagar 150 euros al mes por utilizar la vivienda. «Estoy muy nerviosa y muy contenta», resumía ayer una alegre Raquel entre felicitaciones.

«Hay que moverse del sofá»

José Luis González, uno de los portavoces de la PAH en Valencia subrayó que el contrato firmado por Raquel es «muy especial». «Es de las pocas veces que un banco le hace un contrato a una persona que no es cliente del banco, sino una subarrendada de otra persona que sí era cliente». A su vez, González quiso resaltar el resultado positivo de la movilización social. «La gente tiene que salir de casa, tiene que protestar, organizarse, porque a veces hay puntos de acuerdo y las movilizaciones pueden dar sus frutos, como en este caso, con Novacaixa Galicia».

En este sentido, Raquel afirmó que su caso personal puede ser un ejemplo motivador para el resto de afectados por los desahucios. «Esto es una victoria para todos los que están en esta situación, para que todo el mundo vea que se puede. Pero hay que moverse, hay que levantarse del sofá e ir hasta el fin del mundo con esta gente», explicó sonriente.