Recuperar el Colegio del Arte Mayor de la Seda es recuperar también una parte muy importante de la historia de Valencia. El gremio sedero fue durante siglos el eje de la economía de la ciudad y un referente en todo el mundo.

Su despunte se produjo en el siglo XV, cuando se compró precisamente el edificio colegial, pero el siglo de oro de la seda fue el XVIII, cuando se hizo la gran reforma y la ampliación.

En aquella época había más de 4.000 talleres en el barrio de Velluters, que debe precisamente el nombre a aquella potente industria.

No fue hasta finales del siglo XIX cuando todo empezó a venirse abajo. La enfermedad de la Pebrina, que afectó a la hoja de la morera, disminuyó mucho la producción de seda y muchos talleres tuvieron que cerrar. Luego, el comercio con oriente y las importaciones desde Asia hicieron el resto.

Pero durante tres o cuatro siglos el de la seda fue el gremio más importante de la ciudad, fue el motor de su economía y referente internacional, un pasado que puede seguir vivo si se recupera el edificio, se crea el museo y, aquí viene la gran propuesta, se une a la Lonja en un circuito cultural y turístico que muestre aquel esplendor.

Una única entrada

Vicente Genovés ve a la Lonja, lonja de la seda, como un hito arquitectónico de la ciudad, posiblemente el más importante de la arquitectura civil y, sin duda, el más visitado de Valencia. Pero se trata de eso, de un edificio sin contenido. «Y el contenido está en el Colegio del Arte Mayor de la Seda, que sería el complemento perfecto de la lonja para mostrar la importancia histórica de la seda».

Genovés cree, de hecho, que puede hacerse un circuito conjunto incluso con una única entrada que valiera para los dos edificios. «Hay mucha gente que viene aquí porque los han mandado de la Lonja para que conozcan el sentido de aquella maravilla», dice el presidente colegial. «Y aquí viene gente a interesarse por todo esto y lo mandamos a la Lonja para que satisfaga completamente su interés», añade.

Se da la circunstancia añadida y favorable de que ambos edificios, uno en la calle Hospital y el otro en María Cristina, «están relativamente cerca y pueden visitarse con total comodidad». Forman parte, además, de un conjunto turístico al que se añade el Mercado Central y la Iglesia de los Santos Juanes, lo que los coloca en una posición inmejorable de cara a la promoción cultural y turística, asegura.