El séptimo de caballería en la lucha contra el «botellón» ya ha llegado, o mejor dicho, llegará después de Fallas. En eso confía la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, quien hace unas semanas reconocía públicamente que la Policía Local está superada ante el creciente fenómeno de los «microbotellones» en el centro de la ciudad. Pero eso va a cambiar, porque la primera edil anunció ayer un acuerdo de colaboración con la Delegación del Gobierno para que la Policía Nacional se sume a la causa.

Una vez concluyan las fiestas josefinas en las que sí está permitido consumir alcohol en la vía pública como excepción a la normativa, se terminará de perfilar un nuevo protocolo de actuación conjunta del Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local con el fin de aumentar los recursos ante el «botellón». Queda por concretar la fórmula a emplear, aunque según apuntó Barberá, «se está elaborando el protocolo y es una cuestión profesional, pero cuando se vea que la Policía Local necesita más refuerzos será cuando acudirá la Policía Nacional».

Tras la Junta Local de Seguridad celebrada ayer en el consistorio, la alcaldesa reiteró que la competencia contra el botellón corresponde a los agentes municipales, pero hay ocasiones en las que «se ven desbordados», aclarando que «se han llegado a detectar entre treinta y cuarenta 'microbotellones' el fin de semana y es imposible que un solo cuerpo policial lo pueda controlar».

Por su parte, la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, indicó que la alcaldesa y el concejal de Seguridad Ciudadana, Miquel Domínguez, habían pedido ayuda al Cuerpo Nacional de Policía, lo que ha llevado a la creación de una comisión que se reunirá cuando los monumentos falleros sólo sean cenizas.

Según Sánchez de León, el objetivo del pacto es «combatir conjuntamente para ser más eficaces».