La limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora en el centro de Valencia se hizo efectiva ayer, pero aún queda «mucho trabajo que hacer» para conseguir que los conductores aprendan a levantar el pie del acelerador. Así lo aseguraban ayer comerciantes y vecinos de la zona al comprobar que el tráfico rodando en Ciutat Vella «sigue siendo el mismo, con señales o sin ellas». Sin embargo, la medida acaba de comenzar y tal como avanzaron el pasado lunes tanto el alcalde de la ciudad, Joan Ribó como el concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi «hay que dar un tiempo para que la gente conozca la medida, se conciencia y colabore».

El Gobierno tripartito se mostró partidario de dar un punto de confianza a los conductores y evitar las sanciones. Sin embargo, los comerciantes de la zona no tienen tanta confianza en la ciudadanía. Por ello, exigen medidas «complementarias» a la rotulación de las calles como la instalación de badenes en las entradas y salidas de determinadas calles „como la calle Maria Cristina, plaza del Ayuntamiento, calle San Vicente o calle las Barcas„ o, directamente, las sanciones por incumplir la normativa. «La gente solo respeta las normas por las sanciones. Es triste pero es así. En cuanto empiecen a multar, seguro que se reduce el tráfico», aseguró ayer la gerente de una tienda de sombreros, ubicada en la calle Plaza del Mercado. Laura, vecina de la Seu, aseguró que valencia «no será europea hasta que el peatón no recupere el centro». Sin embargo, también apuntaba a las sanciones como pieza clave para que se cumpla la norma. «La gente aprende a golpes. El ejemplo está en que los conductores no dejaron de beber hasta que se endurecieron las penas por conducir bajo los efectos del alcohol», explicó al joven.

Los conductores, por su parte, aplaudían el «margen de confianza» que les ha dado el Gobierno de la ciudad. «Aún no estamos acostumbrados, y puede que, sin querer vayamos más rápido de lo que corresponde, pero no se puede presentar una iniciativa y freir a multas a los afectados», explicó Vicent Torres, mientras esperaba en el semáforo de acceso a la plaza del Ayuntamiento desde la calle San Vicente.

La asociación de Vecinos y comerciantes de Ciutat Vella, calificó la medida de «populista» porque «lo que tienen que hacer es peatonalizar el entorno de la Lonja ya. Lo que han hecho ahora puede enquistar esta medida».

El concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, reiteró ayer su «plena confianza» en que «los valencianos no tendrían ningún problema para adaptarse al cambio». No obstante, Grezzi destacó la «anómala» situación que existe en el centro de la ciudad en cuanto a la señalización de «Zona 30». Y es que los últimos años se han rotulado como «Zona 30» vías que «no pueden serlo». Y es que las Zonas 30 son espacios de coexistencia entre peatones y vehículos, con un tráfico de destino y no de paso. Así, la prioridad de cruce por cualquier punto de la vía „diseñada con ligera diferenciación entre la calzada y el espacio de los peatones„ la tienen los peatones.

Señalización errónea

Dada esta situación, Grezzi aseguró que «es normal que haya gente confundida», pues «no se dan las mismas circunstancias de circulación en calles como Serranos o Caballeros, que en la fachada del Mercado Central o Guillem Sorolla, aunque hasta ahora se asegurara que todas ellas eran por igual Zonas 30».

Por ello, la concejalía está trabajando ya en el rediseño de las vías para consolidar las denominadas ´Zonas 30´, además de dejar como vías de «velocidad limitada a 30» aquellas que, por sus características y volumen de tráfico, no puedan funcionar como ´Zonas 30´, aunque hasta la fecha se les hubiera dado erróneamente esa denominación.