El primer semestre de 2016. Ese es el plazo que se han puesto los gestores privados del Veles e Vents para la inauguración del nuevo espacio de ocio, cultural y gastronómico que impulsan en el edificio icono de la Copa del América. La UTE que gestionará este icónico edificio (Heineken y La Sucursal) quiere «abrirlo a la ciudad», darle vida todo el año y convertirlo en un nuevo polo de atracción, un revulsivo más para que la Marina Real Juan Carlos I despegue definitivamente después de varios años al ralentí, lastrada por la deuda millonaria de la Copa del América.

En el «Veles e Vents» se potenciará la gastronomía mediterránea y la producción de «kilómetro cero», esto es, los productos de la huerta. Así lo explicó ayer el director gastronómico de La Sucursal, Jorge de Andrés, ayer durante la presentación en sociedad del proyecto. Andrés hizo un llamamiento a los productores locales para que sepan que el Veles e Vents «va a ser su escaparate».

Los gestores privados del edificio singular que diseñó el famoso arquitecto británico David Chiperfield y que costó 35 millones de euros calificaron como «muy ilusionante» el proyecto. El director de Relaciones Corporativas de Heineken, Jorge Paradela, dio ayer las cifras del contrato de explotación del «Veles e Vents», por el pagarán un canon mensual de 30.000 euros mensuales, una cifra no muy alta en relación a otras concesiones de la marina, como el club de playa que con menos espacio a gestionar paga 25.000 euros al mes. El concesionario del «Veles e Vents» tendrá que asumir el elevado coste de mantenimiento de un edificio que se caracteriza por sus espacios diáfanos y sus grandes terrazas en voladizo además de hacer una inversión inicial de 1,7 millones de euros para la acondicionarlo a los nuevos usos. La inversión total prevista en el inmueble en los siete años de gestión ascenderá a 5,5 millones de euros.

En la UTE, que cuenta con la colaboración de la Universitat de València para impulsar el primer grado y posgrado formativo de Ciencias Gastronómicas de carácter público, Heineken participa al 55% y La Sucursal al 45%.

Las obras de adecuación que se van a realizar crearan distintos ambientes en las cuatro plantas el edificio, si bien deberán respetar la estructura y fachadas originales. Los responsables de la UTE, que no han contactado con el arquitecto que diseñó el edificio para consultarle sobre las reformas, recalcaron que «la fisonomía del Veles e Vents no se va a alterar». «Es un edificio que además está muy bien pensado». Jorge de Andrés, por su parte, explicó que el edificio «se puede adaptar a los nuevos usos» gastronómicos, que exigirán la ubicación de cocinas y salidas de humos, «sin alterar la arquitectura».

Que las previsiones de apertura del Veles e Vents, un espacio que el alcalde, Joan Ribó, ofreció como punto de acogida para los refugiados sirios, se cumplan depende de la tramitación de las licencias de obras y apertura. El Ayuntamiento de Valencia se ha comprometido con los nuevos gestores del Veles a tramitar con celeridad los permisos, algo que no siempre ha ocurrido. El club de playa, unas nuevas instalaciones vecinas del Veles e Vents, han sufrido un retraso de caso medio año en la obtención de los permisos municipales.