Una veintena de viviendas de las pedanías de Benifaraig, Borbotó y Carpesa, principalmente de la primera, siguen negándose a pagar el agua al Ayuntamiento de Valencia (la concesión la tiene Emivasa) e impiden la lectura del contador colocando candados en las puertas de acceso.

Se trata de un acto de rebeldía por la decisión del consistorio de quitar el suministro de agua a la cooperativa Les Llosetes, que gestionaba el Pozo San Isidro desde hace cuatro Décadas.

Ahora, con la cooperativa ya desaparecida, el relevo lo ha tomado el propio Pozo de San Isidro Labrador, cuyos responsables están tratando de mantener la concesión frente de la Confederación Hidrográfica del Júcar y la posesión de las instalaciones frente al consistorio.

Desde el ayuntamiento, no obstante, se da por normalizado el conflicto y aseguran que en breve y una vez agotados todos los plazos, procederán contra los vecinos que no pagan el agua.