Los Jardines de Viveros ofrecen hasta el próximo 20 de junio la posibilidad de conocer, admirar e incluso adorar a las montañas más bellas, peligrosas, salvajes y sagradas del mundo. Como todas las primaveras, este recinto verde de la ciudad de Valencia ofrece una muestra fotográfica de la naturaleza más bella, en esta ocasión patrocinada por la Fundación AXA y comisariada por el naturalista Joaquín Araujo.

La exposición, compuesta por 68 fotografías de gran formato y abierta al público, permite hacer un viaje por los diferentes paisajes montañosos del planeta, desde las cimas heladas de la Antártida hasta las cumbres que coronan los desiertos africanos; y desde las repentinas montañas que emergen en mitad del océano hasta el inalcanzable corazón de la gran cordillera del Himalaya.

Para ello, la muestra se ha dividido en seis grandes apartados: «Las montañas más difíciles», «Las montañas más bellas», «Las montañas sagradas», «Montañas de hielo», «Montañas de fuego», «Montañas polares», «Montañas en desiertos», «Montañas con historia» y Epílogo.

Contemplando estas imágenes es posible conocer las cumbres míticas que enamoran a los grandes deportistas, las cumbres cargadas de resonancias culturales que forman parte de nuestra literatura y el arte, e incluso las montañas míticas y sagradas que han jugado un papel fundamental en la espiritualidad de las diferentes culturas.

«Un mundo de montañas», que es el nombre de la muestra, garantiza un recorrido por las montañas más difíciles, por las más bellas, las más sagradas o las más cargadas de historia.

Como no podía ser de otra forma, el Everest, la cima más alta del mundo, tiene su espacio en la exposición, como otros gigantes del Himalaya entre los que destacan el K2 o el Annapurna. También puede apreciarse la imagen amenazante del monte Fuji, en Japón, los volcanes tropicales, las cumbres más agresivas de los polos y el Mont Blanc europeo. Y de España se ha reservado un lugar para el Naranco de Bulnes, la joya de los Picos de Europa.

Según el comisario de la exposición, el naturalista Joaquín Araújo, «en un mundo enfermo como es el que nos toca vivir en la actualidad, las montañas son auténtica medicina. (...) En ellas se esconde la mayor parte de las arboledas, especialmente, en las zonas templadas del planeta. Los bosques son los últimos territorios donde el ser humano puede encontrarse con las mejores manifestaciones de la belleza en libertad y son también los últimos bastiones que se enfrentan al progresivo afeamiento del derredor que padecemos».

Para Araújo «fue en las montañas donde comenzó todo lo que hoy conocemos como movimiento de conservación de la Naturaleza. Son una tabla de náufrago para este mundo», sentencia.

Y es que las montañas son un ámbito geográfico muy diverso, que cubre aproximadamente un cuarto de la superficie terrestre y alberga al 12% de la población humana. Se caracterizan por su enorme diversidad, pasando de los bosques tropicales lluviosos a las nieves y hielo permanentes; de los climas con más precipitación anual a los desiertos de altitud; del nivel del mar hasta los 9.000 metros de altura.

Depósitos del mundo

Es bueno recordar también que las montañas representan los depósitos de agua del mundo y proveen de agua dulce a al menos la mitad de la población mundial. Aunque también hay que recordar que constituyen ambientes de alto riesgo.Avalanchas, deslizamientos de tierra, erupciones volcánicas, terremotos e inundaciones de los lagos glaciales amenazan la vida en las regiones montañosas y zonas aledañas.

Las montañas desempeñan, por último, un papel importante al influenciar los climas en las distintas regiones, así como las condiciones meteorológicas. Los retos mundiales, tales como el cambio climático, el desarrollo económico y el crecimiento de la población, aumentan las dificultades que los pueblos enfrentan. Los enfoques de desarrollo sostenible son, por lo tanto, particularmente importantes en estas regiones.