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Con el visto bueno de la clase política municipal, y también de la autonómica, la pelota de la voluntad pasa al tejado del Ministerio de Cultura. ¿Aceptan la propuesta de trasladar el Museo Fallero —la «Exposició de la Festa» como también se la ha llamado— al edificio de Correos? ¿Aceptarían el inicio de conversaciones, estudios de viabilidad y, si éstos son favorables, una permuta de edificios? En la asamblea del pasado martes se anunció la petición de una reunión con el ministro Íñigo Méndez de Vigo para solicitarle implicación en la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El Museo Fallero necesita una solución urgente: no queda sitio para seguir almacenando ninots indultados y apenas hay una pequeña sala en el actual emplazamiento para realizar muestras monográficas. El debate se mueve en dos alternativas: ampliar el espacio en Monteolivete —previo desalojo de las oficinas de la Junta Central Fallera— o buscar un nuevo espacio. Del que el de Correos es, obviamente, el más deseado por lo emblemático del mismo, más allá de otras alternativas apuntadas en estas páginas (otros edificios municipales o de la Generalitat o formar parte de la renovación de la Ciudad del Artista Fallero).

La comparación entre el «Plan A» y «Plan B» supone poner sobre el tapete las características de uno y otro. El «cara a cara» indicaría que Correos es mejor en ubicación, superficie útil, configuración y acceso y en el resto (aparcamiento, plantas, entrada, salas, obras a realizar y extras) habría un empate en posibilidades «a priori».

Ubicación

Afueras vs. centro

El actual Museo Fallero está ubicado en la avenida Alcalde Reig. No está lejos del circuito turístico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, aunque la ruta a pie se hace larga. Correos, como bien se sabe, está en pleno centro de la ciudad, enfrente del ayuntamiento. Ganaría, además, en visibilidad para el propio habitante de Valencia.

Aparcamiento

Sin problemas ninguno para los autocares

Correos tiene un espacio frente a la entrada, así como aparcamiento reservado en la calle del mismo nombre, que se antoja suficiente para apearse los autocares y reservar para el personal de servicio. El Museo Fallero tiene zona para bajarse sin problemas.

Superficie útil

Más en Correos

La superficie total del edificio de Monteolivete es de 4.800 metros cuadrados, incluyendo dos zonas ajardinadas. El de Correos tiene una superficie de 2.700, que se multiplicaría por las diferentes plantas hasta una cantidad mínima de 6.700 metros (no se puede multiplicar la superficie por el número de plantas por la existencia del gran vestíbulo central, que llega hasta el techo.

Plantas

Cuatro en los dos sitios

Ambos disponen de cuatro plantas. En Monteolivete es bajo, primero, segundo y tercero. En Correos, bajo, primera, segunda y sótano. Con la diferencia de forma: la de Correos es más compacta y la de Monteolivete, más alargada.

Entrada

Muy distinta

Elegancia urbana contra jardín. Ambos difieren. Unos accederían desde la plaza del ayuntamiento a un amplio vestíbulo para taquillas. Los actuales no tienen entrada propiamente dicha cuando franquean la puerta, pero sí un buen espacio previo.

Configuración

Salas uniformes contra espacio singular

El Museo Fallero no engaña: una sucesión de salas alargadas. Lo que antiguamente eran celdas. En la parte superior dispone de espacios diáfanos: una sala polivalente y un salón de actos, todo ello aprovechable. En Correos, naturalmente, está todo por diseñar, pero tiene un espacio singular: el espectacular vestíbulo con claraboya, donde la lógica dice que debería estar presidido por un monumento fallero o una demostración del proceso de realización. Precisaría un espacio central de seguridad y una realización con algún material no perecedero para garantizar su pervivencia.

Acceso

Mucha escalera en Monteolivete

La visita en el actual Museo Fallero sería longitudinal. Y, de hecho, la actual obliga a subir escaleras repetidamente. Si se remodelara, habría que pensar muy seriamente en la instalación de ascensores más allá del lentísimo montacargas que sirve de transporte a las personas que acuden a las oficinas de la JCF. Correos tiene unas escaleras laterales para acceder a las plantas superiores y ya dispone de ascensores más modernos. En uno y otro caso sería inevitable hacer ejercicio para llegar a todo.

Salas temáticas

Posible en ambos

Un Museo Fallero de tres plantas en Monteolivete distribuiría el espacio entre los diferentes aspectos que, con lógica museística, deben incorporarse. Todo dependería del número de arcos que se asignara a cada uno. En Correos no hay problema por su carácter diáfano y aún así, se antoja que hay espacios laterales alrededor del vestíbulo pintiparados para monográficos.

Obras a realizar

Diferentes y condicionados por la protección

No todo vale a la hora de remodelar los dos espacios. El antiguo convento y cárcel de Monteolivete ya fue arreglado hace veinte años. No fue una reforma prodigiosa. Ahora haría falta derribar tabiques, sistemas de conducción y bastante rehabilitación. Correos sería partir de cero, pero con los condicionantes del nivel de protección. Tiene elementos de valor artístico y arquitectónico a considerar. Al ser un espacio más diáfano, habría que eliminar los tabiques artificiales que hay en todas las plantas y, a partir de ahí, los trabajos necesarios.

Extras y atípicos

Balcón para «mascletades»

El Museo, en su emplazamiento actual, incorporaría la sala de reuniones (donde se celebran los plenos de la JCF) para proyecciones. Es un espacio más complicado para el de Correos. Realmente, el «espacio polivalente» interesa más para la futura sede de la Junta Central Fallera (plenos, escuelas musicales, charlas...). En el centro de la ciudad se antoja que habría que habilitarlo en la planta sótano. Eso sí, sería un espacio privilegiado para los disparos de fallas en sus numerosos ventanales, más de una veintena.