El filtro final aplicado por el Ajuntament de València para validar los distintos proyectos presentados por la ciudadanía de cara a la segunda convocatoria de los presupuestos participativos ha vuelto a suscitar todo tipo de quejas. La novedad este año es que el consistorio, en lugar de descartar muchas de las propuestas porque se pasaban de presupuesto o eran técnicamente inviables, ha decidido de oficio adaptarlas con su particular visión de lo que se podía hacer. Para el colectivo Russafa Descansa estos cambios no han hecho más que «desvirtuar» la consulta ciudadana. Y ponen como ejemplo una de sus ideas estrella, la de instalar 15 sonómetros en el barrio para monitorizar en todo momento el ruido ambiental generado por la saturación de locales de hostelería y de ambientación musical. En su lugar, los técnicos municipales han validado la instalación de paneles informativos en las calles , una opción que el colectivo vecinal considera claramente insuficiente.

En l'Eixample, con un presupueso asignado de 316.000 euros, se presentaron más de treinta propuestas vecinales, que tras el filtro de los técnicos municipales se han quedado en tres para votación, y las tres han sido enmendadas por el consistorio.

Desde Russafa Descansa lamentan que se han descartado «proyectos viables que hubieran reforzado la votación final y alentado este nuevo proceso de participación vecinal». El ayuntamiento determinó en su informe de inviabilidad que el proyecto de inversión denominado «Calmar Russafa» se dejaba de lado porque no se podía garantizar «la ejecución del proyecto en el 2017».

Pero lo que más ha molestado a la entidad vecinal es la modificación de la propuesta de instalar sonómetros, y validada con paneles informativos. «Lo más lamentable para el proceso participativo abierto por este gobierno municipal es que se han desvirtuado los proyectos vecinales finalmente considerados viables», denuncian.

La instalación de sonómetros pretendía «crear una red de vigilancia del ruido de manera autónoma y continua, las 24 horas del día durante los 7 días de la semana». «Estos sonómetros monitorizados se proponían para verificar el cumplimiento de la ordenanza municipal de protección contra la contaminación acústica», explican. Finalmente, el ayuntamiento solo ha considerado viable, con una asignación de 205.000 euros, la instlación de en una red de 15 paneles informativos, cada panel con «un sensor acústico equivalente a tipo 2 y una pantalla en la que se visualizarán distintos mensajes en función de los niveles registrados por dicho sensor».

La opción planteada por el ayuntamiento es claramente insuficiente para Russafa Descansa, que recuerda que en el barrio viven 12.000 personas y que la saturación acústica se produce por la concenración de 350 locales y 250 terrazas ya mapificados por esta asociación vecinal.