«Se nos ha ido de madre», decía con una sonrisa ayer Jesús Madrigal, uno de los miembros de la Sociedad Musical Unión de Pescadores. Y es que la respuesta al carnaval estilo Nueva Orleans organizado por la entidad reunió ayer a muchísima gente en el barrio del Cabanyal, llegada de otras partes de la ciudad e incluso otros municipios cercanos. Lo que era una actividad más dentro de su semana cultural llenó de color, alegría, música y disfraces las calles del barrio marinero. Los chicos y chicas de la sociedad habían realizado un taller de jazz con Roqui Albero, quien propuso llevar a la práctica la música a la calle. Y ayer, como decía Jesús, no se esperaban una acogida tal. Aunque obviamente, se sentían muy contentos: «es una maravilla que haya tanta gente, y que el Cabanyal haga esta vida de pueblo. Hay gente que no sale tanto por la calle y hoy nos la estamos encontrando».

El maestro de ceremonias megáfono en mano iba dirigiendo a la comitiva que reproducía disfraces de las fiestas de la ciudad en la que nació Louis Amstrong. Collares grandes, sombreros, colores...

A ritmo de jazz, de música alegre, pequeños y mayores hicieron sonar sus instrumentos ante los aplausos del público que no cesaban de hacer fotografías. De casa algunas familias vinieron con la lección aprendida y mostraban también sus disfraces en la calle. La comitiva arrancó de la calle Escalante, donde está la sede de la entidad musical, en dirección a la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, donde una gran cantidad de gente, como una marea, se unió, rodeando a los músicos; para continuar con una lluvia de confeti por la calle Pintor Ferrandis y para volver hasta Escalante. Allí muchos pedían que siguiera la fiesta, ya que se habían quedado con ganas de más.

En las aceras muchos pequeñas y pequeños disfrazados de sus héroes se animaban a bailar al son de trompetas, trombones...ayer el Cabanyal se transformó en Nueva Orleans. Y si lo repiten seguro que volverá a ser un éxito.