El nuevo proyecto del Ayuntamiento de València de destinar 40.000 m2 de la zona de Actividades Logísticas (ZAL) del Puerto para crear un lugar donde llevar a cabo festivales de música, alejándolos así del entorno urbano y también de la primera línea de playa, ha vuelto a sacar a la luz las consecuencias de un proyecto de expropiación y recalificación que tuvo lugar entre los años 2000 y 2002. Ahora, quince años después, sigue tan parado y tan inservible que ya hay vecinos que reclaman que se les devuelvan los terrenos en los cuales algunos de ellos vivían y donde había no pocas zonas de huerta que fueron totalmente destruidas.

De este modo, el portavoz de la Asociación de Vecinos de Natzaret, Julio Moltó, ironiza con esta nueva «idea» que se une a las muchas que ya se han planteado, sin ningún éxito, en la zona, y se pregunta «si alguna vez se le dirá a Bruce Springsteen, si viene a cantar aquí, lo que pasó realmente con la huerta valenciana y con los vecinos que en ella vivían». Cabe recordar que fue bajo el mandato de Rita Barberá cuando se expropiaron unos 750.000 metros cuadrados de esta zona del sur de València para convertirlos, supuestamente, en una zona de actividades logísticas para que las empresas de transporte tuvieran infraestructuras suficientes para cargar los barcos y para actuar.

No obstante, los terrenos, tras ser vallados, desalojar a la gente, quitar las huertas y parcelar la zona se quedaron así, como una especie de descampado sin mayor uso. De este modo, como denuncia el presidente de la Asociación de Vecinos de La Punta, Vicente Romeu: «Ahora no puedes plantar nada ahí, no te dejan ni pasar. Nos lo vendieron como la ostia y es la ostia, pero de mal. No ha valido para nada, solo para cargarse 750.000 metros cuadrados de huerta».

En la misma línea, Moltó recuerda que «cuando hace 20 años peleábamos contra las expropiaciones nos decían que era algo básico y fundamental para la economía de València y para el Puerto. Pero era falso, ambos han crecido y nos les ha hecho falta para nada la ZAL, pero sí se echó de aquí a la gente y se destrozaron todos sus huertos injustamente», lamenta.

Moltó se pregunta si podría o no ser viable recuperar, al menos en parte, la citada huerta. Y pide, sobre todo, que ante cualquier nueva actuación en la zona se tenga en cuenta a unos vecinos y a unos afectados a los que, históricamente, nunca se les ha consultado: «La gente de la Punta nos dice que no se les tiene en cuenta, que se enteran de las cosas siempre por los periódicos» indica Moltó para lanzar una pregunta más al aire: «¿Alguien está planificando de verdad, y de forma sostenible, todo esto?»

Es bueno alejarlo de la ciudad

Por lo que respecta al proyecto concreto de convertir una parte de toda esta zona en un lugar para celebrar conciertos, Romeu valora que así se alejen de la zona de la Punta y de otras de la ciudad porque «cuando se han hecho en la Punta hasta los de Castellar lo escuchan. Hay problemas de todo tipo, de tráfico, de aparcamiento, para ir a tu casa pasabas todo tipo de controles, además orinan, defecan... en las calles, es algo insostenible. Además, hacían el evento sin llevar a cabo los estudios previos pertinentes», denuncia.

Por su parte, Moltó advierte de que esa zona no cuenta con accesos suficientes y de calidad para eventos de estas características, aunque sí reconoce que es positivo alejar eventos así de zonas urbanas porque «no es fácil combinar un macro evento con el derecho al descanso».

Al final, las sensaciones escuchando a ambos es que están bastante desencantados tras tantos años de falsas promesas y piden, ante todo, que se escuche y se tenga en cuenta a los expropiados.